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columna

No pateemos al mercado

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

No creamos que el mercado se moverá por colocar más cargas impositivas en las tierras.

No creamos que el mercado se moverá por colocar más cargas impositivas en las tierras.

El mercado es la fuerza más grande que tenemos en las relaciones económicas y políticas e incluso es influyente en las sociales y culturales. Todo esta determinado por oferta y demanda, y la formación de precios depende ello. Por eso existe el mercado laboral, o turístico, por eso el dólar sube o baja, e incluso, por eso muchos países han llegado a la ruina, por alejarse del mercado.

El mercado genera eficiencias, pero también tiene fallas que el Estado con una mínima intervención debe corregir para que no se generen inequidades. Mientras no “inventemos” algo mejor nuestra estructura y funcionamiento social estará ligada al mercado.

Precisamente los países que retaron al mercado y trataron de estar por encima de él, con mayor intervención estatal, terminaron mal librados. Ejemplo de ello son la antigua URSS, los Estados integrantes de la vieja Cortina de Hierro durante la Guerra Fría, Cuba y el mismo Venezuela.

En el caso de Venezuela, la política chabacana y destructiva de “exprópiese” que aplicó Chávez durante muchos años pretendió marginar al mercado al darle las atribuciones de producción al Estado lo que generó el menoscabo del capital, la no utilización de la tierra a pesar de una “reforma agraria” y la migración de su mano de obra en condiciones lamentables.

Pero igual de grave a la política expropiatoria ha sido la política de control de precios, especialmente en bienes básicos. Colocarle a un bien un precio caprichoso cuando sus costos de producción son dos o tres veces más, sencillamente desincentiva la producción de alimentos y otros bienes necesarios. Resultado: escasez, alta inflación, hambre pobreza y migración. Al mercado no se le puede engañar fijando precios.

Pero aun más delicado, y para tener en el radar cercano, es forzar al mercado para que en una tierra determinada se siembre algo que no es rentable. Muchos hoy apelan a utilizar la narrativa de por qué en Colombia hay menos hectáreas utilizadas en agricultura frente a lo que pasaba en la década de los 80, por ejemplo, pero pocos averiguan las razones.

Con la apertura económica del gobierno de Cesar Gaviria, y que lideró su ministro de Hacienda Rudolf Hommes, el mismo que hoy pide que no se exporte ganado en pie, pero que hace treinta años quería que exportáramos mucho; los cultivos transitorios fueron expuestos a gran competencia internacional vía importaciones. Resultado de esto, productores de maíz, trigo, cebada, algodón, arroz, y otros cultivos terminaron en la ruina. Claro, el mercado actuó.

Esas tierras de productores quebrados, arruinados y con deudas, solo encontraron la última frontera de rentabilidad en la actividad ganadera y en algunos cultivos permanentes, con la diferencia que en ganadería la retribución podría notarse más en el corto plazo, específicamente con la producción de leche, por eso el país lo que más registra frente a su orientación del hato es el dirigido a actividades doble propósito. En el mediano plazo encontraría retribución en la ganadería de carne, que resultaba aun mejor que los cultivos permanentes frente a los niveles de inversión y de capital de trabajo que se requieren. Claro, esa historia no la cuentan.

En ese sentido, imponer más cargas fiscales a tierras que hoy están en actividades ganaderas no hará “mágicamente” que estas se utilicen más en agricultura ¿por qué? Porque si siembro maíz en esas tierras, o trigo, o cebada, o algodón, sencillamente resulta más barato importarlas pues la competitividad no se logra solo en finca.

Es necesario mejorar 170 mil kms de vías terciarías para comercializar eficientemente, desarrollar infraestructura de sistemas de riego, tener crédito barato, acceder a tecnología, fomentar la innovación, y demás elementos que ya conocemos.

Que no nos pase lo de Venezuela en donde se concibió el control de precios como la fórmula mágica. No creamos que el mercado se moverá por colocar más cargas impositivas en las tierras. El mercado es la fuerza más poderosa, incluso que los Estados. No lo pateemos.

@ojcubillosp