Solo el año anterior el precio del litro de leche que se pagó al ganadero cayó 8,36 %, que al unirse al otro 10,8 % de caída en 2023, da un desplome del precio de más de 19 % en dos años. Al contrario, el precio del litro de leche que se cobra al consumidor en 2023 subió 12,2 % y en 2024 apenas disminuyó 0,3 %. Mientras al consumidor se le cobraba más, al ganadero se le pagaba menos, lo que da como resultado que la brecha entre lo uno y lo otro sea de poco más de 31%.
Lo común seria pensar que, si a mi como ganadero en dos años me han disminuido el precio en 19 %, sería estratégico para fomentar la demanda que al consumidor le bajaran el precio en 6 %, o 5 %, o al menos 4 %, situación que nunca ocurrió y que terminó castigando el consumo. Sin embargo, por más consumo castigado, ese 31 % quedó en manos de comercializadores e industria lechera, y el ganadero pasando dificultades como suele ocurrir.
Pero llegó el verano y el tema se apaciguó, el precio del litro repuntó marginalmente $20, o $30, los inventarios disminuyeron algunas toneladas y la tasa de cambió algo protegió de mayor importación de leche. Desafortunadamente en décadas, y muchas décadas, ese ha sido el esperar de solución de las crisis lecheras: que llegue el verano y pasar la página para que en un año vuelva a ocurrir la crisis, y en tres o cuatro venga la super crisis, que a propósito cada vez serán más severas por cuenta del cambio climático y los TLC.
En apenas 345 días tendremos libre comercio de leche en polvo con EEUU, lo que indica que se deberían tener estrategias estructurales para afrontar la cada vez más apretada competencia internacional. Las hemos planteado: desde ferias de negocios locales hasta la creación de plantas pulverizadoras en zonas estratégicas de producción lechera, pasando por cambios en el empaque y volver a la leche pasteurizada usando menos UHT en las zonas en donde la capacidad de refrigeración lo permita. A esto debe unirse la mayor exportación de leche y derivados, que a propósito en 2024 tuvo un buen comportamiento, pero solo aprovechado por un par de compañías ¿y las demás? ¿y el compromiso exportador, sabiendo que tuvieron materia prima barata y tasa de cambio favorable?
Aun todo se sigue dejando al gran solucionador temporal: el verano; y cuando las crisis son extendidas al uso de los recursos de los mismos ganaderos a través de su Fondo de Estabilización de Precios. Insisto, que en la medida que el flujo de caja lo permita y las condiciones de entorno y actividad; también se dedique la producción lechera a la cría (disminuyendo la leche para la comercialización). El panorama exportador en carne viene mejorando y el consumo interno ha repuntado, y sobre todo vale a pena ajustar la oferta lechera para que no sigan maltratando al ganadero.