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columna

No coma cuento, coma carne

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

No coma cuento, coma carne, ha sido uno de las frases de mayor recordación para impulsar el consumo de carne bovina durante los últimos años. Aun hoy, alrededor de dos décadas después de su lanzamiento, tal expresión sigue teniendo espacio en la memoria de los colombianos. Al respecto, bien vale la pena evaluar que tanta carne y proteína animal comimos los residentes en Colombia durante 2018.

En el caso de la carne de bovino, el consumo formal per cápita alcanzó 18,2 kg, mejorando en 100gr el registro de 2017, y aunque bien se nota un cambio de tendencia, pues en los últimos años venía a la baja, lo preocupante es que el consumo con origen informal se haya incrementado.   El aumento en el contrabando de animales vivos y de carne proveniente desde Venezuela, así como el alza en el sacrificio clandestino son evidencia para entender que el consumo de carne de bovino, en una proporción es surtida por el mercado ilegal. Si sumáramos lo formal con lo informal pasaríamos de los 18,2kg por persona a un estimado superior a los 22kg.   Ahora bien, el caso del pollo es de principal interés, pues su consumo aparente para 2018 fue de 33,8kg por persona. En otras palabras lo que más se consume en el país es este tipo de carne, y no es de ahora tal comportamiento. Desde finales de la década de los 90 la mayor integración de esta industria con la del maíz le ha permitido tener escalas más eficientes de costos, llegando al consumidor final con mejor precio. Además de tener una mejor concentración geográfica de sus zonas de producción.   Sin embargo una cosa es el precio y otra es el gusto. ¿Por qué comemos más pollo en Colombia?   La respuesta, de un lado, es el precio. Más de 31 millones de personas que suman los estratos 1 y 2 deben hacer rendir su ingreso disponible.   De otro lado, la disponibilidad de oferta, pues lo único fijo que usted encontrará en cualquier municipio de Colombia será la iglesia, la alcaldía y un asadero de pollos.   Pero si fuese por el gusto, las personas preferirían comer carne de bovino. En diferentes ejercicios estadísticos realizados la mayoría de las personas tienen preferencia por este tipo de carne, pero no la adquieren por razones de limitación en su nivel de ingreso.   Ahora bien, la competencia no es solo entre vacuno y pollo. El caso del porcino también muestra gran dinámica especialmente desde inicios de la presente década. Hoy el consumo por persona es de 10kg cuando en 2010 era apenas de 4,8kg. La mayor oferta les ha posibilitado a sus productores el llegar a la mesa a un menor precio, pero sobre todo han estructurado eficientes campañas de comunicación para desmontar muchos de los viejos mitos sobre lo perjudicial que se pensaba era consumir carne de cerdo.   No se puede dejar atrás el consumo de pescado que es, hoy en día, de 8,4 kg por persona pero que podría ser aún mayor si se tiene en cuenta la capacidad hidrográfica y oceanográfica del país. Sin duda allí la mejor integración de su sector primario con su industria transformadora y comercializadora podría hacer que aumentara.   Tampoco se puede desconocer el papel salvador del huevo, que en tiempos de crisis económica se convierte en la alternativa para adquirir proteína animal. Mientras que en el año 2000 el consumo aparente por persona era de 160 unidades hoy es de 294.   Como se ve en general el consumo de carnes y proteína animal se ha incrementado en Colombia, y no es solo el mejoramiento estándar en el nivel de ingreso lo que lo explica. El mayor ordenamiento de su industria y mayor oferta pueden explicar una parte de tal comportamiento.   La otra tiene que ver con que consumir carnes sí es saludable, además de necesario para nuestro funcionamiento corporal y que muchos de los mitos sobre adquirirlas se han venido desmontando científicamente. En resumen solo queda decir no coma cuentos, sí coma carnes, y un huevito de vez en vez.