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columna

Mal desempeño económico del país

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969


La semana pasada el DANE entregó los resultados de crecimiento económico del primer trimestre de 2024, en donde el PIB registra crecimiento de tan solo 0,7%. Épocas anteriores de regulares o malas cifras se presentaron en 2020 con la pandemia, en 2009 por la crisis económica mundial originada en EEUU, y en 1999 en donde el país enfrentó una fuerte recesión por cuenta de un gran desequilibrio financiero y fiscal.

Sin embargo, las cifras anuales de crecimiento del PIB entre 1976 y 2019 muestran un crecimiento promedio de 3,7%; si incluimos 2020, este promedio desciende a 3,4%; y si extendemos desde 1976 hasta 2023, el promedio anual es de 3,6%. Esto indica que la economía colombiana a pesar de sus dificultades y crisis ha tenido la posibilidad de ir mejor frente al desempeño actual.

Si bien, técnicamente no estamos en un escenario de recesión, al no acumular dos trimestres consecutivos en cifras negativas, el bolsillo de los colombianos sí parece sentirlo de esa manera. De un lado el desempleo ha vuelto a tener repuntes y no se logra llegar a escenarios de un dígito. De otro la inflación, por fortuna ha venido con importantes descensos, pero sigue teniendo todavía un alto registro: 7,2% anual; lo que le da argumentos al Banco de la República para que la tasa de interés no descienda como todos quisiéramos, afectando de manera importante el consumo, incidiendo negativamente en la producción y repitiendo la historia.

Aunque habrá que tenerse en cuenta que el escenario actual es el segundo de más altas tasas luego de la recesión de 1999, e incluso desde que la Junta Directiva del Banco de la República se reúne para ajustar la política monetaria; aun así, no pueden achacarse todas las culpas al banco central, que por supuesto procura hacer la tarea que le encomienda la Constitución Nacional.

De hecho, cuando el consumo privado va mal, como es el caso actual, el gasto público entra a jugar un papel importante; y no gastando por gastar en un escenario de Estado derrochón; sino creando dinámicas en actividades multiplicadoras de inversión y/o generadoras de empleo: vías, infraestructura, distritos de riego, estímulo a la construcción y compra de vivienda, construcción de colegios, escuelas, hospitales, en fin. Tal escenario contracíclico hoy no se está dando, y al contrario los presupuestos van a medio ritmo en su ejecución lo que no genera sinergias en la economía.

Siendo conservador, en el corto plazo el país debería crecer con tasas por encima del 5% si quiere empezar a apalear la pobreza en el mediano plazo, y con promedios de 3,5% en los últimos cincuenta años, y peor, por debajo de 1% en los últimos trimestres, será un objetivo no alcanzable. El tema no es per se de reformas, más sí de gerencia, administración y liderazgo.