Ya todos sabemos los resultados del “día de la libertad” del presidente Trump en materia arancelaria. Para Colombia un arancel base de 10% sobre los productos que importe EE. UU. desde nuestro país. Inicialmente se había pensado que no se incluirían allí los productos que estuvieran dentro del Tratado de Libre Comercio, pero resulta que sí, lo que generará consecuencias, de una u otra forma, en la importación o exportación de productos de origen bovino y sus materias primas.
En ese orden de ideas ¿qué implicaciones tiene ese arancel de 10% frente a lo que exportamos al mercado americano? El caso de leche y sus derivados es el de mayor sensibilidad, pues en el año 2024 se llevaron desde Colombia hacia EEUU 1.403 toneladas que sumaron US$7,5 millones, pesando el país del norte 15% en el total exportado. En el primer bimestre de 2025 las exportaciones a este destino alcanzaron 476 toneladas por valor de US$2,2 millones con una participación de 22%.
Frente a la exportación de carne de bovino colombiana no existe ninguna repercusión pues a pesar de que el TLC se encuentra vigente desde 2012, por razones de admisibilidad sanitaria, Colombia no exporta este producto al mercado americano. Claro, el objetivo de exportarle sigue presente, y en el momento en que se logre se esperaría que este arancel ya no se encuentre vigente.
Ahora bien, el mismo gobierno de EE. UU. ha manifestado que más del 80% de los países a los que se les impuso este arancel se le han acercado para mantener algún tipo de negociación que permita su desmonte o reducción. Es el paso que debería seguir Colombia, activar la diplomacia, y no solo la comercial, que permita disminuir esta carga. Este asunto trae retos importantes pues las relaciones bilaterales no pasan por su mejor momento, pero será tema de otra discusión.
En ese sentido, si hay una negociación diplomática hay una relación transaccional: unos piden, otros dan. Mi pregunta es si en esos pedires del gobierno americano está el que el gobierno de Colombia “falle a favor” de EE. UU. en lo relacionado con la investigación que realiza nuestro Ministerio de Comercio sobre el otorgamiento de subsidios de EE. UU. a sus productores de leche y que ya dejó una sanción parcial de un extra-arancel de 4,86% sobre la leche en polvo importada desde EE. UU., que rigió entre enero de 2024 y enero de 2025. ¿Se repetirá la historia del gobierno Duque, en 2021, cuando se echaron para atrás en la decisión de imponer una medida de salvaguardia a favor de nuestros productores de leche a pesar de toda la evidencia técnica de los daños ocasionados al sector lechero colombiano por cuenta de las importaciones de leche en polvo desde EE. UU. ?
Así las cosas, si nada surgiese de las discusiones diplomáticas, el gobierno colombiano tiene toda la potestad de ejercer acciones recíprocas, imponiendo aranceles semejantes a los mismo productos. Para el caso lácteo imponer un arancel a la leche en polvo, lactosueros y derivados lácteos importados desde EE. UU. sería especialmente beneficioso para el sector lechero colombiano sumido en una crisis de precios y acopio desde mediados de 2023. Pero vuelve mi pregunta ¿al contrario, se echará por la borda la investigación a los subsidios de leche en polvo proveniente de EE. UU. que realiza Mincomercio? Y surge otra pregunta ¿si tenemos una acción reciproca o de retaliación, Trump pensará en dejarnos no un arancel del 10% sino del 20% o más? Será parte de la negociación y astucia que deberá tener el gobierno colombiano.
En el caso de carne bovina, lo que se importa desde EE. UU. son unas 4 mil toneladas que suman US$26 millones; son cortes finos para nichos de alto valor en el mercado, y aunque no sea mucho, un 10% de arancel podría favorecer a la industria nacional, pero tendrá que pensarse en una contra retaliación. Ahora bien, también debe evaluarse que existirán productos a los que no vale la pena colocarles este arancel recíproco: un buen ejemplo es el maíz, pues encarecería nuestra producción de balanceados y concentrados y por lo tanto de huevos, pollo, carne de cerdo, etc.
Adicionalmente, podría pensarse esto lo resuelve la Organización Mundial del Comercio – OMC -. Pero de poco servirá este organismo, pues el Órgano de Apelación de la OMC, que funciona como un "tribunal supremo" del comercio global, dejó de funcionar en 2019 porque EE.UU. (bajo Trump) bloqueó el nombramiento de nuevos jueces. Sin ese mecanismo funcionando, los países no pueden resolver eficazmente sus disputas comerciales, lo que socava la autoridad legal de la OMC.
Así las cosas, ya se conocieron los aranceles de Trump, esperemos qué ocurre con los de Petro.