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Las lecciones que nos dejan los deportistas

Por Oscar Cubillos Pedraza - 28 de Agosto 2019

El año 2019 ha sido uno de especiales alegrías para Colombia por el alcance de objetivos en materia deportiva, metas que seguramente en nuestro imaginario solo consideramos alcanzan países europeos, Estados Unidos o del primer orden mundial.

Me parece de especial interés hacer referencia al caso del ciclismo nacional, tal vez el más practicado por personas con origen rural. Su posicionamiento internacional sin duda extiende muchos elementos útiles para el sector empresarial, y muy específicamente para el sector agropecuario.

Al iniciar la década de los 80 el sector privado terminó apostándole al patrocinio de equipos de ciclismo, casi a nivel aficionado, en competencias europeas de alto posicionamiento, todos ellos conformados en su totalidad por pedalistas nacionales. No pasarían muchos años para alcanzar los primeros logros, y ya, en 1987 conquistar la primera de una de las grandes: La Vuelta a España.

Dificultades, frustraciones, poca dinámica de lo público frente a las necesidades de lo privado, bajas inversiones; harían que durante la primera década del nuevo siglo poco se escuchará de los escarabajos conquistando Europa. Equipos nacionales no volverían a asistir. Parecía otro sueño siendo solo eso, un sueño.

Ante la falta de equipos propios la única alternativa para participar en las “grandes” fue la de incorporarse a equipos internacionales como gregarios. Tal vez no era la posición jerárquica que hubiéramos querido, pero participar de esa forma dio aprendizaje y experiencia.

Hoy todo el benchmarking y aprendizaje hecho desde cuatro décadas atrás ha permitido que gran parte de los líderes de equipos internacionales lleven el “Nacido en Colombia”, muestra de la calidad de competidores que tenemos. Dos vueltas, un Giro, un Tour, mucho orgullo.

Sin embargo, vale la pena tener en cuenta que sin la inversión privada, nacional e internacional, poco se habría logrado para alcanzar los objetivos de los que hoy disfrutamos.

Para el sector agropecuario con miras a consolidarse como un sector exportador las lecciones son evidentes. Persistir en los objetivos pensando en que existen conquistas de corto, mediano y largo plazo; y que no todos los objetivos pueden alcanzarse en la inmediatez, sería una de las lecciones de primera revisión.

Sin olvidar que las conquistas requieren inversión, inversión y más inversión, de manera sostenida y suficiente, no se puede desconocer que nuestro sector, el agropecuario, históricamente ha tenido menor mirada del Estado: ausencia de bienes públicos adecuados, vías en regular condición, insuficiente formación y capacitación. La segunda lección: invierte y recogerás frutos.

La tercera lección tiene que ver con creer en lo que hacemos. Tenemos sinnúmero de ventajas comparativas en nuestro país pero no las aprovechamos. Sin duda hay que mentalizarnos en que se para alcanza metas se precisa de cabeza fría, mente fuerte y más corazón.

La cuarta y última tiene que ver con el mercadeo como elemento estratégico para hacer más efectivo el consumo y promocionar la demanda. A los productos agropecuarios colombianos les hace falta “mercadear” no solo en el exterior, también en el interior. Ejemplo de lo que se debería hacer lo dan los cafeteros con sus denominaciones de origen y marcas comerciales bien colocadas a nivel mundial.

Muchas lecciones nos deja el deporte. Ya queda a bien de nosotros aprender de ellas o dejarlas en el olvido. Optaría por lo primero.