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columna

La zona de confort de la industria frigorífica la hace aún más ineficiente

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

Lo que esperan ciertos personajes de la cadena de valor —mayores requisitos a las exportaciones para producir una fuerte contracción y hacer que el precio del kilo del novillo en pie se desplome y vuelva a los $4600 de 2019— no pasará.

Las últimas cifras de exportación, las del mes de febrero, señalan una gran disminución en las exportaciones de bovinos en pie, 89%, al pasar de 40.602 bovinos enviados al exterior en el segundo mes de 2022 a tan solo 4.554 cabezas en febrero de 2023. Razón de esta situación tiene que ver con Brasil, que ha registrado menor precio kilo en pie para dicho mes, y nuestros compradores internacionales como agentes económicos racionales han preferido el comercio bovino con ese país.

Esta situación es normal en el comercio. De hecho, en 2018 por razones de depreciación del real brasilero tuvimos una situación medianamente parecida. En 2021 ocurrió algo parecido con Venezuela, pues terminó exportando novillos más baratos que los nuestros, sin embargo, su oferta apenas pudo sostenerse por un par de meses.

Seguramente en unos meses vuelvan a aparecer nuestros compradores habituales; pero encontrarán una variable normativa adicional. ¿cuál? La que en estos momentos hace tránsito como consulta pública por parte del ICA y que la señora ministra de Agricultura ha descrito como “la que les colocará mayores requisitos a los exportadores de ganado en pie y evitará que el precio de la carne al consumidor tenga alzas injustificadas”.

Al respecto dos apreciaciones: la primera es que el precio de la carne la última vez que registró una baja fue en agosto de 2020 de acuerdo con las cifras de IPC de DANE, y tal hecho ocurrió ante la fuerte crisis económica que ocasionó la pandemia Covid19. De esa fecha, hasta marzo de 2023 el precio del novillo gordo bajó en nueve ocasiones.

Pero además entre octubre de 2018 y febrero de 2020, tiempo en el que no tuvimos estatus sanitario de país libre de aftosa, y registramos insignificantes exportaciones; el precio del novillo gordo apenas se incrementó 1,2%, mientas que el de la carne lo hizo en 4,96%. Notable diferencia. Lo que quiero indicar es que así las exportaciones sean cero el precio de la carne tendrá una tendencia alcista.

Claro, lo que esperan ciertos personajes de la cadena de valor es que, con mayores requisitos a las exportaciones, estas tengan una fuerte contracción y el precio del kilo del novillo en pie se desplome y vuelva a los $4600 de 2019. Pues eso no pasará, y aquí viene mi segunda apreciación que divido en dos puntos.

Punto número uno, el sector ganadero es experto en cumplir requisitos, y lo ha demostrado en tiempos adversos incluso recientemente con la pérdida y recuperación de su estatus sanitario. Es experto en cumplir requisitos porque es respetuoso de las normas y de la ley, las acoge, las entiende y cumple lo que estas le imponen.

Pero, además, punto número dos. Bajo la acción del mercado, Colombia tiene dos líneas de negocio que viene combinando en exportación: la de carne y la de animales en pie. Cuando las exportaciones de bovinos bajan, obviamente ejercen menor presión sobre el precio y se mejora la competitividad de las exportaciones de carne.

Por eso en el mismo febrero pasado que se vio la gran baja de expo de bovinos, el volumen de carne exportada se incrementó 10,1%. En ese sentido, y en un hipotético caso de total restricción de envíos al exterior de bovinos en pie, el mercado estimulará las exportaciones de carne, haciendo que el precio del novillo no desmejore.

Claro, como una parte de la industria frigorífica no exportaba, ni lo hace aun; su competitividad depende del precio del novillo para abastecer exclusivamente el mercado interno. No había variables de comercio internacional que las hicieran salir de su “zona de confort”. Pues resulta que en virtud que hoy hay frigoríficos que sí dinamizan las exportaciones, ya el precio del novillo no depende solo de la demanda industrial para el consumo doméstico sino también de estar más abiertos a la economía internacional.

Mientas que esa antigua industria no se modernice y corrija ineficiencias pasará lo que esta misma consideraba en un diario económico del país en días pasados y que titulaba como “frigoríficos suspenderían las operaciones por alza en el precio de la carne”. Mientras tanto los israelís preparan su industria para producir carne y leche sin tener que acudir a vacas y novillos. Tremenda brecha tecnológica.

@ojcubillosp