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La telepolémica

Por Oscar Cubillos Pedraza - 23 de Julio 2020

Los puntos sobre las íes: la población en Colombia sí quiere tomar leche; las problemáticas actuales de mercado no son de oferta sino de demanda; la solución estructural que necesita el país y las ineficiencias en la transformación y en la comercialización.

La Telepolémica fue un exitoso programa de televisión dedicado al análisis futbolero nacional e internacional que estuvo presente en la pantalla chica hasta hace unos pocos años. Sin embargo, no escribiré de fútbol, pero sí trataré de esbozar algunos elementos sobre la polémica en redes sociales sobre el sector lácteo, apelando sólo a realidades.

Efectivamente, sí es realidad que entre enero y mayo de 2020 se hayan importado más de 42 mil toneladas de leche y derivados lácteos en conjunto por todas las industrias. Para ser más precisos de ese total, 33 mil toneladas han sido leche en polvo, 6.800 toneladas lactosueros, 1.900 toneladas quesos, lo demás se distribuye en mantequillas, yogures, leche líquida y otros productos.

También es cierto que algunas empresas realizaron anuncios de disminuir la cuota que se recoge a los productores de leche cruda en finca, así como determinaron una baja en el precio, en la parte de bonificaciones voluntarias.

Además, es muy real que las problemáticas actuales de mercado no son de oferta sino de demanda. No son de oferta porque la producción que corresponde a los ganaderos no se incrementó en lo corrido del año. Al contrario, se ha contraído producto del clima que registró lluvias por debajo de lo normal entre octubre de 2018 e inicios de junio de 2020.

Así es, son problemas de demanda, producto de la crisis sanitaria, económica y social que ha ocasionado la COVID-19. Pero específicamente los problemas de consumo de leche empiezan a notarse solo desde fines de mayo con una tasa de desempleo que ya superaba el 21 % y deterioró gravemente la capacidad de compra.

Sin embargo, en los meses iniciales de aislamiento, el consumo de leche líquida tuvo una gran dinámica, lo que demuestra que la población en Colombia sí quiere tomar leche, pero los altos precios al consumidor, o como en este caso, el deterioro en el ingreso disponible, generan un gran impedimento.

Otra de las realidades es que los estratos 1 y 2 de nuestra población, cerca de 31 millones de personas, tienen un escaso consumo de leche. Efectivamente allí existe un mercado que de consumir lácteos regularmente, ajustaría la oferta y demanda de mejor manera. Pero al ser poblaciones de bajos ingresos hay que darles una ayuda que impulse el consumo.

Allí está gran parte de la solución estructural que necesita el país, en el mercado interno de estratos bajos, olvidado y sin mirada, pues la zona cómoda de la comercialización siempre ha estado en los estratos medio y alto.

La otra salida es, por supuesto, encontrar mercados internacionales que estimulen nuestras exportaciones. La pregunta que debemos hacernos es por qué son tan bajos los envíos al exterior de leche y sus derivados. La cadena de valor tiene ineficiencias que típicamente se le atribuyen al productor o a la vaca, pero que el sector industrial no reconoce en la transformación y procesamiento, e incluso en la pulverización, a lo que se suma un sector comercializador que participa con importantes márgenes de ganancia sin correr los altos riesgos a los que se somete el ganadero en la producción.

El día en que los demás eslabones de la cadena hagan los “mea culpas” correspondientes habrá más competitividad y un mercado con mejor aprovechamiento.

@ojcubillosp