Desde el año 2019 FEDEGAN-FNG viene trabajando en conjunto con el DANE, y por supuesto con el ICA, en la modernización de los procesos establecidos para el desarrollo de los ciclos de vacunación. Al respecto, en la sinergia de las tres entidades se pasó de la utilización de papel, al uso de dispositivos móviles de captura, con los retos que demandan la baja conectividad del país, las dificultades climáticas y geográficas y la inseguridad creciente.
Al respecto, el uso de tecnología ha permitido que se aproveche el ciclo de vacunación para preguntar a las personas que hacen parte del sector, acerca de otras variables de interés; ejercicio que se realiza a través de la Encuesta de Caracterización Ganadera, y que además es útil y complementaria a la Encuesta Nacional Agropecuaria - ENA que el DANE realiza juiciosa y permanentemente. A propósito, todos los resultados los encuentran en la página del DANE en la sección de Encuesta de Caracterización Ganadera y de Encuesta Nacional Agropecuaria como cifras oficiales.
Y entre revisar y analizar información proveniente de estos ejercicios, me encontré con variables de especial interés para todos: la de sexo, la de edad y la de educación en el sector ganadero. Frente al sexo, y de acuerdo con la Encuesta de Caracterización Ganadera (2022), el sector es liderado por 663.608 personas naturales, de las cuales el 29,6% son mujeres; lo que indica la relevancia en el desarrollo rural y su influencia en el desempeño económico y social de las regiones. Además, existe un crecimiento de 5% de las mujeres, como cabeza del predio ganadero, frente al ejercicio realizado por la ENA en 2019. Como personas jurídicas la cifra es de 7.397.
Respecto a la edad, en términos generales, el mayor intervalo poblacional se encuentra en la edad de 55 a 59 años con el 14,2% de la población; sin embargo, desde los 55 años hasta los de más de 90 años se encuentra el 55% de los ganaderos (hombres y mujeres) del país, lo que en definitiva indica que el relevo generacional aún se espera.
Claro, en los intervalos poblacionales de 25 a 39 años, personas que en teoría pudieron tener formación educativa y debieron culminarla, solo se encuentra en el sector el 11% de la población. ¿Esto qué indica? Que cada vez se tendrán menos personas en la ruralidad ganadera, y que las técnicas de producción, uso tecnológico y conocimiento explícito también quedarán rezagadas frente a la dinámica mundial.
Precisamente el diagnóstico de nivel educativo es que solo el 14% de los productores ganaderos (hombres y mujeres) tiene formación profesional, y de ellos solo el 0,6% del total cuenta con posgrado. Al contrario, el 56% solo cuenta con educación primaria, situación que se correlaciona con los niveles de edad en el sector. El 26% manifiesta tener hasta secundaria y el 6% no tener ningún tipo de educación formal.
Esto resulta muy relevante para la política pública rural, pues si se habla de ser una gran potencia mundial agroalimentaria, lo primero que debe haber en nuestros campos es población. Y para que les resulte atractivo a las personas estar en la ruralidad es necesario tener seguridad, orden público, condiciones de cuidado de la vida. Lo segundo, es que hay que sacarle provecho productivo a la tierra, y sin educación no se logra. De allí la importancia de modernizarnos tecnológicamente, con conectividad para tener mejor formación y transferencia de conocimiento. Esas herramientas ya están inventadas: el mundo “desarrollado” hoy y desde hace muchos años las usa.