¿Qué es eso?, se preguntarán mis lectores no informados en temas ambientales, que deben ser muchos, pues en este país, y en el mundo, todos se rasgan las vestiduras por el cambio climático, pero muy pocos conocen el tema y, más grave aún, muy pocos ayudan a solucionarlo.
Esa desinformación colectiva, promovida por la superficialidad de las redes, obedece en gran parte a que el tema ambiental, como todas “las causas justas”, ha sido “secuestrado” por la izquierda, que se autoproclama abanderada de todas ellas, cuando lo que hace es utilizarlas políticamente para engañar con promesas populistas y para golpear a sus enemigos.
Si lo sabremos los ganaderos, acusados de deforestación, de generación de Gases de Efecto Invernadero, GEI, y de cuanto ataque a la naturaleza se le ocurre a nuestros detractores, reconociendo, claro, que la ganadería afecta el medio ambiente, como todas las actividades humanas, pero precisando que, a diferencia de los carros y la industria contaminante, los animales hacen parte de esa naturaleza y, además, que la ganadería existe desde el neolítico, ¡hace 20.000 años¡ mientras el uso masivo del carbón no cumple 300, desde la Revolución Industrial del siglo XVIII, y el petróleo poco más de 100 años.
Pero vayamos a la respuesta. Las NAMAS, por sus siglas en inglés, son Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas, propuestas en Bali (2007) por la Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Desde entonces han sido implementadas por los países y, aunque no existe definición sobre su alcance, su objetivo es articular esfuerzos para reducir la emisión de GEI, y contribuir al desarrollo sostenible.
La NAMA de la ganadería bovina es un documento de política pública, que se hizo oficial esta semana y cuya formulación fue liderada por FEDEGÁN, gracias a la articulación con entidades nacionales e internacionales, públicas y privadas. Su objetivo es reducir las emisiones de GEI generadas por la ganadería, con acciones priorizadas en siete regiones que concentran el 51,8% de las emisiones bovinas y el 47,6% del hato.
La NAMA es una demostración del compromiso del gremio, pero no la única. En 2019 suscribimos los Acuerdos Cero Deforestación como parte de las cadenas cárnica y láctea, y FEDEGÁN está a la vanguardia en sistemas de producción sostenible desde hace más de una década, con el proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, con el cual me comprometí como presidente de FEDEGÁN y como ganadero, porque creo que la mejor escuela es el ejemplo.
El proyecto Biocarbono, o de Desarrollo Bajo en Carbono para la Orinoquia, es otra alianza liderada por FEDEGÁN para la reducción de las emisiones de GEI de las actividades agrícolas, forestales y otros usos del suelo en las sabanas inundables y la altillanura de los departamentos de Arauca, Vichada, Meta y Casanare.
El Convenio GEOPARK - FEDEGÁN apoyará la implementación de sistemas silvopastoriles y de un vivero para 50.000 plántulas, que beneficiará a 110 productores de Tauramena y Villanueva en Casanare.
El Convenio ECOPETROL - FEDEGÁN prestará asistencia técnica para el establecimiento de sistemas silvopastoriles en Arauca, Casanare, Cundinamarca, Meta y Vichada, con la meta de fortalecer a 2.000 productores ganaderos, mejorando la productividad y las áreas de conservación de bosques.
Los programas de Fortalecimiento de Territorios en el Caribe Seco formularán proyectos silvopastoriles en 11 municipios del Cesar y La Guajira, para 424 productores.
En temas ambientales hace mucho pasamos del discurso a la acción, algo que no ven nuestros detractores, pero no importa, porque no lo hacemos para defendernos, sino convencidos de que ese es el camino para la Nueva Ganadería Colombiana.
José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie