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columna

La inconveniencia de las inversiones forzosas

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969


Cuando se utiliza la palabra “forzosa” ya se piensa que es a las malas y no a las buenas por decirlo coloquialmente; no es natural, es a la fuerza. Claro, alguien podría decir que las normas, sin excepción, al fin y al cabo, son elementos que regulan comportamientos so pena de un castigo, es decir también usan la fuerza.

Sin embargo, ya es bien sabido que cuando se quiere forzar el mercado el asunto no termina bien. Ejemplo de ello son los controles de precios en Venezuela: precios fijados por decreto que la mayoría de las veces estaban por debajo de sus costos, lo que terminó dando por resultado la quiebra de los productores, su retiro de mercado, el desabastecimiento y posteriores tasas de inflación que incluso llegaron a 6,5 millones por ciento como ocurrió en 2018.

Otro ejemplo es “El Corralito” en Argentina por allí en 2001, en donde el gobierno central restringió a las personas el retiro de dinero en efectivo de los bancos a no más de US$250 semanales, ingenuamente tratando de “impedir” salidas masivas de recursos ante la difícil situación que vivía el país. Al contrario, lo que se originó fue una de las más graves crisis sociales y económicas que aun hoy mantiene secuelas en la economía argentina.

Y es que limitar el uso de los recursos de los ahorradores tiene graves implicaciones en el consumo que es el aparato circulatorio de cualquier economía, incluso las socialistas. No es diferente lo que se propone hoy en Colombia al indicar que los ahorros que se encuentren en los bancos deberían dirigirse de manera obligada a inversiones que lleguen a los sectores de la industria exportadora, el mejoramiento de vivienda y la vivienda nueva, así como a la economía popular.

De hecho, los bancos hacen evaluación de riesgo por sector y de su cartera. En otras palabras, si ven que determinada persona o empresa mantienen altos niveles de incertidumbre o riesgo pues sencillamente no son sujetas de crédito. Obligar a que los recursos se coloquen en algo en donde ya los bancos han evaluado su conveniencia pondría en riesgo la cartera de los bancos y los recursos de los ahorradores a quienes se les ha prometido un importante interés, que a propósito ya están ganando al tener su dinero en los bancos con menos exposición a que se pierda.

Aun así, en el sector agropecuario existen inversiones forzosas a través de los Títulos de Desarrollo Agropecuario para dar financiamiento a través de FINAGRO, pero en el tiempo ha debido modificarse operativamente para que los bancos dinamicen la colocación de esos recursos: la llamada cartera sustitutiva. En otras palabras, la realidad demuestra todo lo contrario a lo que se propone hoy con las inversiones forzosas.

Obligar a colocar recursos particulares a través de inversiones forzosas incluso limita la libertad de mercado y la libertad de empresa. Es como si a una empresa familiar que vende bicicletas en un municipio alejado de ingreso medio, la obligarán a vender autos de alta gama sin que exista mercado para ello.

Si lo que se requiere es dar favorabilidad de negocios a determinados sectores lo necesario es precisamente crear el entorno adecuado para lograrlo sin que exista obligatoriedad para ello, pues podemos quedarnos con el “pecado y sin el género”, en otras palabras, sin estimular a la industria exportadora, al mejoramiento y creación de vivienda y a la economía popular y además los colombianos sin ahorros pues obviamente cualquier pérdida no las asumirán los bancos, tal vez el Estado, luego de largos procesos de reclamación.

Lo que se requiere son otros instrumentos que den dinámica económica, empezando por la misma tasa del Banco de la República que anda en su zona de confort mientras seguimos en un tácito estancamiento. Hoy la tasa de inflación anual es de 6,86% pero la tasa de política monetaria se encuentra en 10,75%, sin duda hay espacio para que baje, lo que impactaría positivamente en el financiamiento para la compra de vivienda, el crédito industrial y el microcrédito para la economía popular.

Hay bastante tarea por hacer, pero las propuestas para que el país salga de la ralentización económica deben ser más convenientes y con menor nivel de incertidumbre.

@ocubillos