Se cumplieron, hace pocos días, 30 años del asesinato del magistrado Hernando Baquero Borda, un hombre bueno asesinado por las balas inclementes del narcotráfico. Hombre bueno como lo fueron Lara Bonilla, Galán Sarmiento, Low Murtra, Carlos Mauro Hoyos, Valdemar Franklin Quintero, Jorge Enrique Pulido; Diana Turbay, Alfonso Reyes Echandía o Don Guillermo Cano Isaza; y una gran una cantidad de personas que cayeron en una guerra impulsada por el dinero del narcotráfico. Sin duda, una generación de hombres y mujeres que poco se ve hoy, con principios, con ética y moral, y a pesar de los miedos con inmenso, inmenso valor. Tan fuerte fue la arremetida del narcotráfico a finales de los 80 y principios de los 90 que el presidente del periodo 1990-1994, Cesar Gaviria, emitió una Política de Sometimiento a la Justicia para rebajar penas y dar trato preferencial a quienes abandonaran el narcotráfico. Hecho sin duda evidente de la debilidad institucional que ha caracterizado al país en su era republicana. El país negociando con criminales. Los narcotraficantes que se habían sometido escaparon de la cárcel y algunos fueron sometidos o dados de baja, sin embargo, las instituciones para años posteriores y hasta el día de hoy no se fortalecieron de manera suficiente. Tan débiles siguen siendo, por supuesto con algunas excepciones, que terminaron negociando de igual a igual, de nuevo, con criminales esta vez en La Habana. Solo que ahora no negociaron su sometimiento, sino el desarrollo rural, la participación política y hasta el narcotráfico terminó siendo un delito político. Ese narcotráfico que asesinó a hombres y mujeres ejemplares de diferentes generaciones. Precisamente, la debilidad de nuestras instituciones permitió el crecimiento de la corrupción y hoy se manifiesta en hechos como la falta de un sistema decente de salud, que en muchos colegios se comercialicen sustancias ilícitas, o que nuestros jueces otorguen libertad o casa por cárcel a peligrosos delincuentes. Por la ausencia de una institucionalidad fuerte, el país fue mal herido por el terrorismo de las Farc y de los paramilitares. Por la ausencia de una institucionalidad fuerte no hay disciplina de los partidos políticos y los que ayer fueron de determinada ideología hoy lo son de la contraria en virtud de “la mermelada”. Son escasos los que muestran coherencia y carácter ante las circunstancias actuales. Sin instituciones fuertes ¿qué pasará con los acuerdos de La Habana? ¿Hasta dónde llegarán en la vida real? Hoy por hoy todo lo que se pretende mostrar como las bondades de haber negociado con las Farc, precisamente por no tener instituciones fortalecidas, está en el papel, solo en el papel, impulsado por el marketing y la publicidad gubernamental. Sin embargo, mes tras mes nos cambian las reglas del juego. Ahora, adicional a lo mal negociado de La Habana, a un plebiscito en donde quien quiera votar NO es chantajeado como enemigo de la paz, se agrega una amnistía para las Farc. ¿qué otras sorpresas vendrán entonces en meses posteriores? Lentamente van pasando cosas, pretendemos no darnos cuenta, pero sin duda hoy el país en diferentes instancias es muy diferente al de 2010 y en 2019 será muy diferente al actual ¿bueno o malo? Pienso en Venezuela y no puedo dejar de ver que el mismo camino lo recorrió el vecino país. Pueden tenerse las mejores leyes y los mejores acuerdos, pero solo un elemento permitirá que no caigamos en el fracaso, como lo dijo James Robinson: instituciones, instituciones, instituciones.
La debilidad institucional
Por Oscar Cubillos Pedraza - 09 de Agosto 2016
Se cumplieron, hace pocos días, 30 años del asesinato del magistrado Hernando Baquero Borda, un hombre bueno asesinado por las balas inclementes del narcotráfico.