Rodolfo Hernández surgió de la necesidad. Colombia se lo inventó y lo va a poner en la presidencia
Y no va a ganar por poquito. Va a ganar por palera.
Hay cosas de la política que no se aprenden mirando encuestas, comprando votos, metiéndole la mano a los presupuestos o sentándose a oírle las peroratas a algún profesor de politólogos.
Para saber de política es imprescindible conocer el corazón de la sociedad. Descifrar su instinto, su nervio, su sentido moral.
Al fin y al cabo la democracia es eso: el sistema del sentido moral. Por eso es el sistema de la legitimidad. De la legitimidad –y no de la fuerza– como fundamento del poder.
Desde el 29 de mayo los trackings y las encuestas que no paran nos pusieron a seguir las tendencias y las gráficas y los números y las flechitas como si las elecciones fueran un reality de zombis penando por sortilegios.
Trackings y encuestas que despierten al tahúr, al frenético, al desesperado de la ruleta rusa. Ruletas de clics, ruletas de likes, ruletas de memes. Ruletas y pataletas.
Por eso se equivocan tanto los que creen que pueden tomarse el poder a punta de verborreas ideológicas, encapuchados iracundos, youtubers tóxicos, estrategas corruptos y bandas armadas. Se equivocan porque desconocen absolutamente el sentido moral de nuestra nación.
Es cierto que en Colombia hay mucha violencia y mucha corrupción, que hay mucha necesidad y mucha rabia. Pero eso no quiere decir que Colombia sea eso. Colombia es mucho más que eso.
A mí siempre me han producido risa esos políticos que se las dan de sociólogos porque aprendieron a negociar votos con ediles, concejales y diputados. O qué tal el caso de esos tecnócratas que les da por meterse a la política y juran que quedan graduados en pueblo porque se comieron el primer caldo de costilla en una plaza de mercado. Y qué tal esos que juran que son los representantes del pueblo porque aprendieron a taparse la cara y a tirar papas bombas.
—En eso de dárselas de que se las saben todas hay todo tipo de vivarachos.
Pero Colombia no es un país de vivarachos, como algunos lo creen y quieren hacerlo ver.
Por eso cuando uno ve los petrovideos se da cuenta de que no están ni tibios. No tienen ni idea de lo que es Colombia. Están tan equivocados que llegaron a creer que un grupito de políticos corruptos jugando la guerra sicológica podía engrupir a un país como Colombia.
—No están ni tibios.
Colombia es un país de gente muy inteligente y muy trabajadora. Un país de gente muy solidaria que siempre anda viendo cómo ayudar a sus familias y a sus amigos. De gente que tiene principios y valores y que quiere progresar sin vergüenzas ni deudas con nadie.
Colombia no son los charcos de sangre que dicen los titulares de la prensa internacional ni el burdel que dicen las series de mafiosos de Netflix. Todo lo contrario, Colombia es tan berraca que ha sobrevivido y ha seguido adelante pese a los charcos de sangre de nuestra historia y pese a la invasión devastadora de todo tipo de mafias, incluida la política.
Para mí Colombia son nuestros padres y nuestras mujeres. Son nuestros hijos. Son nuestros amigos y lo que los hemos visto esforzarse contra viento y marea para salir adelante. Son la gente que construye familias y manda a sus hijos al colegio.
Colombia es la inmensa mayoría de gente buena. De gente que no se mantiene pensando cómo hacerle daño al otro. De la gente que se ríe sin burlarse de nadie. De la gente que no tiene tiempo ni ganas de vivir pegados de una pantalla de celular viendo cómo escupirle la cara al vecino.
Por eso es la Colombia silenciosa. La que por andar trabajando y estudiando y creando y bailando y sufriendo y viviendo y muriendo y naciendo, no pueden leerla las encuestas, ni los trackings, ni las bodegas, ni los pretrovideos.
—Yo estoy muy feliz de ver lo que Colombia está haciendo.
Este es el único país de la región que fue capaz de pasar por encima de la encrucijada entre derechas e izquierdas en que nos metieron los políticos. Eso no lo ha hecho sino Colombia. Fíjense que ni Chile, ni Ecuador, ni Perú, ni Argentina, ni Brasil lo han logrado. Esto para no hablar de otro tipo de vecinos.
Colombia es el único país que lo ha logrado, que se lo ha inventado. Colombia se inventó una tercería para dejar atrás una polarización y una corrupción que nos tenía desquiciados.
Hay una frase de Voltaire que nos cae perfectamente: “los hombres, como los libros, surgen de la necesidad”.
Rodolfo Hernández surgió de la necesidad. Colombia se lo inventó y lo va a poner en la presidencia.
Aquí no fueron ni los partidos, ni los medios de comunicación, ni los gremios, ni las iglesias, ni las universidades, los que trajeron una solución. Aquí fue la gente la que se inventó su solución, su salida de la encrucijada
Desde ya debemos pensar en convocar a los mejores pensadores de aquí y del exterior para que podamos interpretar de la mejor manera posible lo que está haciendo Colombia. La Colombia silenciosa.
No podemos quedarnos, una vez más, con las versiones derechosas o mamertosas de nuestra historia.
Colombia es mejor que sus dirigentes.