Tres interrogantes penden sobre la política colombiana. ¿Logrará el presidente Santos atraer el 70% de la ciudadanía que, según las encuestas, se oponen a su reelección? ¿Tiene el expresidente Uribe suficiente capacidad de endoso para que Oscar Iván Zuluaga compita con posibilidades por la Presidencia? ¿Una tercería, impulsada por la izquierda unida, es capaz de llegar a la segunda vuelta?
El panorama nos muestra a un Juan Manuel Santos que se la está jugando con valentía. La aparente fragilidad de su candidatura empieza a desaparecer en los sondeos de opinión. Se reconfirma que en el enfrentamiento directo les gana a todos. Sin duda, la mayor fortaleza de Santos son sus contendores. Aunque el voto en blanco y el indeciso suman un 47%, no parece que esa franja pueda ser capturada por los otros candidatos. Ese es el espacio para el posibilismo, sin desconocer que Santos es el candidato por el cual no votaría un 35% de los encuestados. (Lea: La reelección de Santos solo tiene apoyo del 19% de los colombianos)
El Centro Democrático está en una lucha denodada por darle un viraje a la conducción de la República. Álvaro Uribe, es hoy el gran caudillo de la política colombiana, a la cabeza del único partido de masas en el escenario nacional. Sabe que para derrotar a Santos en las presidenciales necesita un triunfo arrasador en el Senado. Pero, en tales justas, enfrenta vicisitudes no advertidas: el peso de lo regional, la carencia de equipo político en los departamentos; el deseo-confusión-decepción sobre el regreso del propio Uribe a la Presidencia; la maquinaria burocrática; el escaso arraigo popular de sus compañeros de la lista. Con excepción de Antioquia, donde cuenta con grandes electores, toda la carga está en los hombros del líder. Y el manipuleo de la convención deslució su campaña.
Además, el comienzo del recorrido de Oscar Iván ha sido débil. En los registros está muy lejos del presidente Santos. Quienes conocen al candidato uribista, elogian su formación, su carácter, su conocimiento del país, su exitosa tarea pública. Todo eso es cierto, pero para la opinión es todavía una figura subalterna. Y es difícil zafarse de esa imagen, con Uribe al lado. (Lea: "No será fácil reelegir la política de paz de Santos”: Lafaurie)
El campo de la izquierda está plagado de melindres y distingos. El fundamentalismo está circulando por sus arterias y no han comprendido que es la oportunidad de quitarse de encima la rémora de la guerrilla. La utilización de todas las formas de lucha pesa mucho en la opinión pública. Siguen tras un entendimiento que les sumaría tendencias de centro. Se especula que de ganarle a Navarro la consulta, Peñalosa podría ser la tabla de salvación para el Centro Democrático. ¿Pero, si Navarro gana y pasa a la segunda vuelta, qué hará el uribismo?
Finalmente, hay otro factor: un nutrido grupo de industriales insisten en la candidatura de Luis Alberto Moreno. Su propuesta de un Pacto por Colombia, es un globo que sigue en el aire. ¿Aterrizará? (Lea: Uribe lanzó 89 críticas contra gobernabilidad de Santos)
P.S. Visita a Colombia Muhammad Yunus. De nuestras conversaciones en Rímini y Roma surgió la idea que hoy se conoce como La Banca de las Oportunidades. Bienvenido.