Ahora Rusia apela a remembrar al viejo imperio y buscar su expansión a cualquier costo. Putin, en el poder desde 1999 y romántico por reconstruir más allá de lo que fue la extinta URSS, ha soñado con volver a edificar lo que alcanzó Iván el Terrible o Pedro el Grande.
Es el mismo romanticismo de Hitler por reconstruir el imperio alemán entre 1933 y 1945, más conocido como el Tercer Reich, y que ocasionó la Segunda Guerra Mundial. Pero además es semejante a intenciones expansionistas latinoamericanas como la de Hugo Chávez, también llegando al poder en 1999, y cuyo sueño fue el de refundar la Gran Colombia de Bolívar.
En el caso de la injustificada agresión de Rusia a Ucrania, Putin ha apelado, y apelará, a lo necesario para alcanzar sus objetivos de expansión territorial, ideológica y política. Hemos visto en esta semana como se ha violado al derecho internacional, incluido el principio de autodeterminación de las naciones, así como el de no ejecutar acciones de guerra en contra de la población civil.
Pero la expansión rusa no solo se ha limitado al espacio europeo y asiático, sino que también ha establecido alianzas en otras partes del mundo. Con China, bajo el viejo principio de guerra de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” con el fin de generar contrapesos de poder frente a EEUU, o con Cuba, por su cercanía geográfica al mismo EEUU en una actual amenaza no diferente a la registrada con la crisis de los misiles en 1962.
Pero más recientemente, y hablo de los últimos veinte años, Rusia ha tenido influencia sobre Venezuela, que hoy no solo se circunscribe a cooperación internacional, sino también a venta de material militar que incluye armamento, aeronaves, instructores y demás elementos que contribuyan a “su defensa”.
Además, en medio de la gran migración de ciudadanos venezolanos ocasionada por la inmensa crisis social y económica que trajo el socialismo, muchos de ellos vendieron sus propiedades a precios ínfimos, las cuales terminaron adquiriendo ciudadanos iranies, sirios, y por supuesto rusos, entre otros, quienes en buena medida son los que han “oxigenado” a la economía del vecino país en los últimos años.
Pero la preocupación fundamental radica en que hoy Rusia le ha mostrado los dientes a occidente al invadir Ucrania. Poco le han importado las sanciones económicas impuestas hasta el punto de realizar una amenaza nuclear. La pregunta que muchos nos hacemos es qué tan amenazada se encuentra Colombia frente a la amplia cercanía entre Rusia y Venezuela.
La respuesta envuelve entonces diferentes razones. Primera: a Rusia le seguirá interesando Venezuela dada la cercanía geográfica a EEUU. Segunda: siendo Colombia un tradicional socio estratégico de EEUU es de su vital interés generar influencia en nuestro territorio ¿cómo pretende lograrlo? Lo primero, mostrar su poderío de fuerza por si deben usarlo, y no es desconocido la presencia de tropas rusas en Venezuela, y las denuncias de espionaje ruso en Colombia. Lo segundo, que en el proceso electoral de mayo en nuestro país termine elegido el candidato mejor amigo de Venezuela y de Rusia que ustedes bien saben quién es.
Efectivamente, la amenaza rusa.
@ojcubillosp