Ha tomado revuelo en los últimos días la detención en aguas de España de un buque con bandera de Tongo y que en su interior transportaba alrededor de cuatro toneladas de cocaína. Hasta allí nada novedoso en la noticia, aunque sí muy destacable la incautación del cargamento de droga por parte de las autoridades españolas.
Lo que ha generado el boom noticioso es que la carga original del buque “Orión V” era de 1.750 vacas y se dirigía al Líbano en Medio Oriente, sin embargo, fue aprovechado por la delincuencia para transportar los estupefacientes y tratar de colocarlos en territorio europeo.
Y aunque cada vez más me sorprende la audacia de las mentes criminales que van dos pasos adelante de las autoridades, lo que me llama la atención es el oportunismo político e ignorancia conveniente con la que se trata el tema. Varios puntos al respecto.
Lo primero que se debe tener en cuenta, bajo los términos de comercio internacional y de los incoterms (international commercial term), es que este tipo de cargas se entregan FOB (Free on Board), en donde el vendedor entrega la mercancía sobre el buque y el comprador se hace cargo de designar y reservar el transporte principal.
En otras palabras, la tarea del sector ganadero es la de vender animales y entregarlos en el puerto, en este caso Cartagena. Es el comprador quien se hace responsable de la carga, o su transportista, hasta su destino final. De hecho, la misma Revista Semana advierte “…el buque, tras zarpar desde el puerto de Cartagena, habría hecho luego una parada no reportada en la que, al parecer, habría cargado la droga en alta mar”.
Pues ocurrido el hecho noticioso vino “la rasgadura de vestiduras” de varios políticos, que acusan al sector ganadero de tal situación. Pues no, tales afirmaciones mal intencionadas y/o camufladas en la ingenuidad o ignorancia, no tiene sustento jurídico ni fáctico y solo tienen el objeto de hacerle daño al sector, a su institucionalidad y a sus dirigentes. Al contrario, bien nos cabe el uso de herramientas legales por calumnia e injuria.
Que fácil es arrasar con el buen nombre de un sector o de una persona para más tarde terminar haciéndolo libreto de una narconovela y agrandar los propios bolsillos. El sector ganadero está cansado del maltrato al que lo someten a través de mentiras y falsas narrativas, además del oportunismo de ciertos personajes (o ex personajes) de la “sociedad del espectáculo” colombiano.
El año anterior las exportaciones de carne y de animales en pie superaron los US$506 millones y en el último par de años el ingreso monetario corriente de los pequeños productores se incrementó 47% por cuenta de la dinámica exportadora. Incluso, desde junio de 2022 el precio del novillo ha disminuido 11,1% pero el precio del carne ha subido 4,3%. Habrá que preguntarle a otro de los mal querientes del sector, por qué no ha bajado el precio de la carne.
La realidad es que la ganadería colombiana genera unos impactos inmensamente positivos a la economía colombiana, y más importante resultará su papel al tener que ser parte de la canasta exportadora que reemplace petróleo, carbón y gas; pero lo que sí es claro es que nos cansamos de que nos maltraten, pero para eso está la ley.
@ojcubillosp