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¿Espectáculo sangriento?

Por Columnista invitado - 07 de Agosto 2021

Definitivamente, Colombia es un país de minorías. Hay minorías religiosas, étnicas, sexuales, incluso de algunos deportes minoritarios como caza, pesca o tejo. También en los espectáculos son minorías los galleros, los del coleo, los de las corralejas y, por supuesto, los TAURINOS.

Por Enrique Álvarez Q.

Definitivamente, Colombia es un país de minorías. Hay minorías religiosas, étnicas, sexuales, incluso de algunos deportes minoritarios como caza, pesca o tejo. También en los espectáculos son minorías los galleros, los del coleo, los de las corralejas y, por supuesto, los TAURINOS.**

Curiosamente, el espectáculo más sangriento de este país, no es ninguno de los anteriores. Es, sin duda, el deporte nacional, el fútbol. El cual, en años recientes según datos oficiales, ha dejado cerca de 150 seres humanos muertos por cuenta de las llamadas “barras bravas”. Pero ese tema no lo tocan los políticos.

No hace falta ir muy lejos para que, a pesar de estos datos lamentables, el conocido ex guerrillero, ex presidiario y ex alcalde de Bogotá, hoy “Padre de la Patria”, no haya suprimido el fútbol, sino los espectáculos taurinos en la Plaza de Santa María porque NO TOLERABA LOS ESPECTÁCULOS SANGRIENTOS. A pesar de haber votado a favor de la Ley de Toros siendo representante a la Cámara por el Polo Democrático en el 2004.

Probablemente la toma del Palacio de Justicia sí fue de su agrado, así como los 35 heridos por los anti-taurinos que promovió él mismo en la primera corrida post-Petro que se pudo dar en Bogotá. Como sí ha tolerado las peleas de gallos a las que su suegro el gallero Jorge Emilio Alcocer, le invitaba en Sincelejo. https://www.semana.com/nacion/articulo/petro-en-contra-del-toreo-pero-a-favor-de-las-peleas-de-gallos/516611/

Tampoco se oyen a esos jóvenes que insultan y escupen a quienes asisten a una corrida, pero callan cuando, por ejemplo, la guerrilla asesina a once soldados mientras duermen. Son seres humanos y pareciera que esta sangre vale menos que la de unos toros.

Los toros, han sido criados en los últimos 500 años en España, Portugal, Francia, México, Perú, Ecuador, Venezuela y Colombia, hasta lograr la actual casta del toro bravo.

Casta que hace al becerro recién nacido, dar sus primeros pasos embistiendo al vaquero que va a comprobar el sexo.

Sin negar la presencia de la sangre en la corrida, y que no tiene por qué gustar a mucha gente, se debe entender que hay un factor en la genética del toro que reduce su sufrimiento durante los veinte minutos de la lidia, y es, la adrenalina.

De la misma manera como el torero está bajo una intensa adrenalina de cara a los pitones en los que se juega su vida y puede recibir una grave corneada y seguir toreando hasta matar el toro (recordemos casos como el de José Tomás o Padilla), igualmente el toro soporta la lida para la que ha sido criado. Esto está comprobado en estudios de la Universidad de Córdoba en España, que hizo una investigación sobre el efecto de la adrenalina en 4 mil toros de lidia.

Invitamos entonces a esos defensores de la Fauna a que vayan a un matadero donde se sacrifican anualmente 3.400.000 reses que se comen en Colombia y las vean cómo llegan después de un viaje de días del Putumayo o Caquetá; muchas veces muertas en el camión pisoteadas. O que las escuchen mugir y vean temblar mientras huelen la sangre durante horas. Nuestros toros viajan en cajones individuales en los que se pueden acostar y recibir agua y comida.

O que salgan estos mismos anti-taurinos a defender a los cientos de personas que anualmente se intoxican –y mueren– porque sólo el 14% de las plantas de procesamientos de cárnicos (bovinos, porcinos y aves) cuenta con licencia sanitaria para operar según el Invima. O porque los animales ya vienen intoxicados con venenos, mordeduras de serpientes o atiborrados de algún garrapaticida. https://ojo-publico.com/1472/la-carne-que-comemos-asado-e-ilegalidad-en-colombia.

Esto jamás sucedería en una ganadería brava. Hoy consideradas en el mundo como enclaves de protección de ecosistemas.

Es una pena que las mismas autoridades gubernamentales y municipales que, anteriormente suplicaban y lagarteaban boletas y palcos por las corridas de Cali, sean quienes hoy en día y en aras de unos votos, promuevan este ataque contra la Tauromaquia y callen, por ejemplo, ante la compraventa de aletas de tiburón en Buenaventura para vender en el Japón, o ante el tráfico ilegal de animales silvestres en Colombia. Tráfico que deja unos datos escalofriantes y por los que ningún político o anti- taurino se despeina. “Para 2019, la Policía incautó 18.409 especies y en lo que va de 2020 llevan 9.466. Sin embargo, según la Interpol, las incautaciones solo representan el 10 por ciento de todo este movimiento”.

https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/trafico-ilegal-de-fauna-una-amenaza-para-los-ecosistemas-y-su-salud-481664

¿Por qué no hablan estos mismos políticos de los beneficios económicos que genera y les ha generad la fiesta brava en todo Colombia? Sólo en Cali recordemos como en Cali, nuestra “sangrienta” fiesta aportó, sólo en hospitales, diez y siete mil millones de pesos en los cuales se salvan aún muchas vidas y se evita que corra sangre humana. ¿Y qué sucedería sin los millones que genera Manizales con su feria? Pero esto ningún político lo quiere ver y si lo vio no lo recuerda.

Qué le vamos a hacer. Es obvio que protestar por la lidia y muerte de unos toros produce más votos que protestar por los hechos sangrientos que se viven a diario en Colombia. Y aunque se está haciendo una gran labor de defensa de la Tauromaquia en este país y en el resto del mundo, quizás debemos revisar mejor qué están haciendo las otras minorías – algunas de ellas sin duda muy violentas y sangrientas- para que los políticos se las pasen todas.