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Foto: Fedegán FNG

Espaldarazo a la sociedad

Por José Félix Lafaurie Rivera - 10 de Diciembre 2012

La sociedad colombiana tiene, en el procurador Alejandro Ordoñez Maldonado, un real defensor frente a los excesos y desviaciones que desde ya se están viendo en el actual proceso de paz que se lleva a cabo entre el Gobierno nacional y la guerrilla de las FARC.

Ese fue el compromiso que hizo en el pasado Congreso Nacional de Ganaderos, que por cierto resultó muy productivo. Fue un compromiso necesario que, viniendo de una entidad de tal respetabilidad, y con alto poder, le otorga al ciudadano de a pie, tranquilidad.

El Señor Procurador señaló que este proceso, por los visos que ya empiezan a observarse en el mismo, empezó con una dosis de ilegitimidad gigantesca, desde el mismo momento en que se pone al Estado colombiano en la condición de victimario y a las FARC de victimas.

Y no es para menos. Por esa vía se llega a la impunidad. De ahí el permanente cuestionamiento que ha realizado el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie Rivera sobre el tipo de justicia transicional que la sociedad colombiana estaría dispuesta a concederles a las guerrillas de las FARC

Al igual que el Procurador, el jefe de los ganaderos advierte que hay una memoria histórica que impide olvidar las mentiras y engaños lo que han hecho las FARC en estos cincuenta años. Dolor, sangre, desolación, miseria y mayor pobreza ha traído para los colombianos del campo ese grupo, sin contar que con la expropiación de inmensos territorios para cultivar narcóticos, sacar sus productos e ingresar armas.

Son victimarios y deben someterse a la justicia. Y no puede ser de otra manera si el país quiere de verdad la paz. Pero además, en justicia tampoco se podría aceptar que después de haber cometido crímenes de lesa humanidad y de guerra, queden exculpados mientras los militares tengan que pagan duras penas.

El Procurador va más allá. Advierte que el país no puede aceptar una nueva constituyente, pues de allí a imponer un nuevo rediseño del Estado, y nuevas políticas públicas, no hay sino un paso. Sería aceptar que se nos impongan unas soluciones que sacrificarían los derechos de toda la sociedad colombiana y nos conduciría a escenarios de confrontación.

Utilizando sus palabras, este proceso solo puede culminar –si termina-, con el sometimiento de las FARC a la justicia, con la entrega de las armas.

Sus palabras resultan reconfortantes en momentos en que las FARC quieren ganar mayor protagonismo. Creemos en que tenemos un serio vigilante del proceso, para que las FARC no pretendan pasar de victimarias a víctimas y desencadenar un desorden institucional.