La consolidación de grupos ilegales, el aumento de la extorsión y el narcotráfico, así como la presencia de bandas delincuenciales, han generado un clima de inseguridad que afecta no solo a las grandes ciudades, sino que está perturbando directamente nuestra actividad ganadera en todas las regiones del país.
Sin duda, la seguridad es un elemento fundamental para el desarrollo y crecimiento de nuestro sector. Debemos trabajar solidariamente para evitarle cualquier peligro a nuestras tierras, nuestros animales y nuestras vidas. Es crucial que nuestras autoridades locales y nacionales implementen medidas efectivas para garantizar un entorno seguro en el campo, en el que podamos trabajar sin temor y gozar de la tranquilidad necesaria para impulsar la producción ganadera, generadora indiscutible de empleo y jalonadora del PIB nacional.
La delincuencia en el campo no solo significa pérdidas económicas, también representa un impacto negativo en nuestra calidad de vida. Muchos de nosotros hemos sido víctimas de secuestro, extorsión, abigeato, carneo y, en algunos casos, invasiones a nuestras propiedades. Esta preocupante realidad, además de amenazar nuestras finanzas, genera un clima de desconfianza e inestabilidad que limita toda oportunidad de crecimiento y desarrollo que pueda tener el pais.
Es momento de unirnos como ganaderos y como gremio importante de la economía del país para exigirles a las autoridades que diseñen acciones concretas para enfrentar este problema. Se hace indispensable mayor presencia de la fuerza pública en nuestras áreas rurales, así como el fortalecimiento de las investigaciones criminales y una justicia eficiente que sancione a aquellos que atentan contra nuestra seguridad.
En buena hora, Fedegán, en cabeza del Dr. José Félix Lafaurie Rivera, designó a Fernando Murillo Orrego, general (r) de la Policía Nacional, y quien fue director Nacional del Gaula y la Dijín, como el estratega de seguridad para los ganaderos colombianos con el fin de enfrentar la difícil situación de orden público que está viviendo el sector.
De la mano de este alto oficial (en uso de buen retiro) y aprovechando toda la experiencia acumulada a lo largo de su trayectoria, Fedegán quiere anticiparse a cualquier tipo de amenaza latente, diseñando mecanismos de alertas tempranas y de articulación con la fuerza pública que permitan evitar una nueva escalada de violencia, ya que en estas adversidades los ganaderos siempre hemos llevado la peor parte.
En conclusión, amigos ganaderos, es momento de exigir un campo colombiano seguro donde podamos desarrollar nuestras actividades pecuarias sin miedo ni persecución.
La solidaridad es el camino.