¿Qué le dijimos al presidente?
Primero: que los ganaderos lo respaldamos y hacemos parte de los más de diez millones de colombianos que lo eligieron con voto programático.
Denunciamos la responsabilidad de las organizaciones convocantes del paro, obstinadas en incendiar a Colombia, bajo la piel de oveja de la legítima protesta ciudadana.
Rechazamos las mentiras de Petro y los políticos de ocasión, que siembran odio y violencia a través de las redes, azuzando minuto a minuto, manipulando las insatisfacciones, tratando de ridiculizar al gobierno, deslegitimando a la Fuerza Pública y convocando a la movilización permanente, infiltrada por peligrosos episodios de vandalismo. El objetivo es arrodillar al Gobierno. Esa fue la amenaza de Petro y pretende cumplirla.
Denunciamos la distorsión de la realidad, promovida en algunos medios y por los promotores del odio, que incitan a los colombianos a llorar por un solo ojo. Es lamentable la muerte de cualquier colombiano, pero no vemos un hashtag invitando a honrar a veinte jóvenes cadetes asesinados por el ELN o a 376 policías heridos por los vándalos, entre ellos 26 mujeres.
Saludamos la propuesta de diálogo, pero advertimos de las oscuras intenciones de algunos interlocutores, que buscan llevar al gobierno a un mandato de cabildo abierto y mayores exigencias, bajo la amenaza de la movilización permanente que lleva al colapso y la violencia callejera que desestabiliza.
Denunciamos que lo que sucede en Colombia no es un hecho aislado, sino producto de un libreto que ha dado resultado en el vecindario, concebido por la izquierda y financiado por el narcotráfico de las disidencias de las Farc, del ELN, y del antiguo EPL -los Pelufos-, todos asociados con las mafias y los carteles mexicanos.
Es la estrategia de movilizar a la población, siempre insatisfecha por algo; afectar bienes públicos y privados, propiciar enfrentamientos con la Fuerza Pública para que haya víctimas que se conviertan en mártires, y luego culpar al Gobierno y amarrarle las manos.
Le dijimos al presidente que EL CAMPO NO SE PUEDE VOLVER A DAÑAR, y rechazamos que, entre las demandas del paro se cuele, otra vez, la profundización de la reforma agraria, como si no fuera poco el ánimo expropiatorio que las Farc dejaron plasmada en su Reforma Rural.
¿Qué nos dijo el presidente?
Que el suyo es un gobierno de palabra, que cumple lo que promete, pero nunca prometerá lo que no puede cumplir, y dio ejemplos claros.
Convocó a la unión, pidió rechazar la violencia y dejó claro que “los violentos no nos van a arrebatar lo que hemos construido como sociedad”
Anunció que escuchará a todos los ciudadanos con humildad, pero sin exclusiones, quizás refiriéndose a algunos dirigentes del paro que exigen tratamiento exclusivo.
Advirtió que “conversar no es llegar con el reclamo unilateral” y “una exigencia sobre la mesa, sino escuchar los argumentos del otro”, en el entendido de que “la unión no es ponernos de acuerdo en todo” ni que “se acaben las diferencias políticas”, sino avanzar hacia “mínimos de responsabilidad patriótica, empezando por la clase dirigente, de ponerse de acuerdo en las cosas que nos unen y no en las cosas que nos dividen”
Al final, el presidente Duque dio un parte de tranquilidad y advirtió, sin medias tintas, que "Aquí no van a pretender los pirómanos ganar con violencia lo que no ganaron en las urnas".
¡Aplauso cerrado!