Por cuenta de esta situación muchos consumidores de carne y leche están incorporando entre sus criterios de compra el cuidado de la naturaleza y el bienestar animal, llegando incluso a volverse vegetarianos y veganos.
Tenemos que aceptar que cada finca ganadera, salvo contadas excepciones y dependiendo del modelo de producción, está afectando en mayor o menor proporción el medio ambiente, emitiendo gases de efecto invernadero, degradando suelos, afectando la biodiversidad, además de la disponibilidad y calidad del agua, entre otros.
Lo que sucede con la ganadería está relacionado con lo que Steffen y sus colaboradores denominan como la Gran Aceleración, iniciada a nivel mundial alrededor de 1950 y caracterizada por el incremento exponencial en la creación y el consumo de bienes y servicios, cuyos volúmenes en muchos casos crecieron más de 10 veces respecto al incremento de la población.
Hacia 1960, a nivel agropecuario surgió la Revolución Verde, como respuesta a la necesidad de erradicar el hambre y alimentar a una población cada vez más numerosa; con este objetivo se privilegió el volumen de producción por hectárea, sobre cualquier otra consideración. Podemos decir que en nuestro país, un porcentaje importante de predios ganaderos incorporan total o parcialmente sus principios.
Estos niveles de producción y consumo han incrementado el uso de recursos naturales y servicios ambientales a niveles insospechados, originando lo que algunos científicos denominan Cambio Global, que va más allá del Cambio Climático y que incluye transformaciones en componentes biofísicos de nuestro planeta, como el agua, la biodiversidad, el suelo y el aire, por mencionar sólo algunos.
Incluyo la descripción anterior a fin de ilustrar que lo que está sucediendo con la producción de carne y leche no es un hecho aislado, sino que hace parte de un proceso mundial que involucra todos los sectores de la economía y tanto los gobiernos como los ciudadanos están presionando para que se modifique el rumbo en el corto plazo, porque se están generando afectaciones que pueden ser irreversibles para el planeta.
En este contexto, nos corresponde en primer lugar modificar nuestros hábitos de consumo, porque ante todo somos ciudadanos del mundo y al mismo tiempo adoptar modelos de producción ambientalmente amigables, dado que los consumidores así nos lo están exigiendo y teniendo en cuenta que los actuales no son sostenibles en el tiempo.
Como conclusión, en el mundo el Negocio Ganadero Cambió y especialmente en Colombia, por lo expuesto anteriormente y porque la competencia que tendremos que enfrentar en el marco de los TLC no permitirá que permanezcan quienes no son competitivos y sostenibles.
Llegó la hora de la Producción Ganadera Sostenible. El país cuenta con el conocimiento para responder a las nuevas exigencias del mercado y para disminuir nuestra contribución al Cambio Global. Tenemos que concientizarnos de la necesidad y la urgencia de hacerlo y ponernos a trabajar.