Ya sabemos de las potencialidades que tiene Colombia para producirla, entendiendo sus ventajas naturales y un inventario bovino no despreciable cercano a los 25 millones de animales, que le da unas condiciones especiales para el suministro de oferta. Sin embargo se debe avanzar en competitividad.
Lo importante de la condición actual, y contrario a la Ley de Say, es que la demanda está jalonando la oferta mundial. Países del Norte de África y Medio Oriente (MENA) cada vez quieren más carne bovina, y lo importante de todo esto es que su nivel de ingreso registra mejoras que les garantizarían un consumo sostenido en el tiempo.
La situación no es diferente en China, cuya dinámica económica es muy significante desde hace más de década y media, con tasas anuales promedio de crecimiento en su PIB que no están por debajo del 7 %. Hoy la población de China alcanza 1.403 millones de habitantes y el consumo de carne bovina per cápita es de apenas 4,8 kilos anuales.
Solo con incrementar un kilo el consumo por persona del gigante asiático sería necesario que produjera o importará 1,4 millones de toneladas adicionales. Vale recordar que Colombia produjo el año anterior 936 mil toneladas de carne.
Si además tenemos en cuenta la población de MENA que asciende a poco más de 381 millones de personas, encontramos grandes oportunidades de exportación de carne. Colombia en 2008 exportó poco más de 155 mil toneladas de carne a Venezuela, lo que indica que la capacidad exportadora existe, pero bien debe mejorarse el precio de colocación pues el esfuerzo logístico no es igual al transportar al vecino país que al hacerlo a Asia Pacifico o Medio Oriente.
Es importante recordar lecciones, justamente la de 2008 y 2009 en donde el 98 % de las exportaciones de carne estaban concentradas en Venezuela. La dependencia en los enojos y populismo del Coronel Chávez hacia que dicho mercado generará demasiada incertidumbre, hasta el punto que en agosto de 2009 cerró, lo cual terminó afectando seriamente a la ganadería Colombiana. Sin duda el aprendizaje fue, que por más atractivo que parezca un mercado, es preciso diversificar destinos.
Parece haberse aprendido de las experiencias pues hoy la agenda exportadora de carne tienen como objetivos seguir aprovechando los países del Caribe, Perú, Rusia, Hong Kong, los países de Medio Oriente y el Norte de África, pero en el mediano plazo China, y sin duda Estados Unidos, abrirían las puertas para consolidar a la ganadería colombiana y su cadena cárnica.
Tal situación de mercado además serviría para que la “mano invisible” de Smith ajuste un poco el mercado lechero cada vez más sometido al crecimiento importador.
La demanda crece, el mundo quiere carne, y tenemos lo que el mundo quiere.