Desde el sábado pasado, 1 de marzo, se ajustó el precio por calidad del litro de leche que se le paga al productor ganadero. El incremento realizado, de acuerdo con la metodología del Índice Compuesto del Sector Lácteo, que se incluye en la Resolución 017 de 2012, determinó que el alza para el periodo 1 marzo de 2025 a febrero 28 de 2026 sea de 5,36%.
Insuficiente sin duda, más si el principal costo de producción que es el salario mínimo crece 9,5% en 2025. Adicionalmente otras materias primas como concentrados y suplementación, o fertilizantes y semillas, ya hace bastantes meses dejaron de bajar su precio y han empezado a repuntar.
Ahora bien, la realidad lo que muestra es que el precio final que se le paga al productor hace bastante tiempo se forma por la acción de oferta y demanda de los volúmenes de leche. De allí que las bonificaciones voluntarias que se le pagan al productor dejaron de pagarse también hace mucho tiempo como estímulo a la buena calidad y se utilizan como comodín para competir por la leche.
Si hay escasez de leche cruda las industrias compiten por ella y pagan mejores bonificaciones y si hay abundancia de leche las bonificaciones caen. Esa es la realidad.
También es cierto que entre diciembre de 2023 y enero de 2025 el precio del litro de leche que se paga al productor, el real para el mercado que incluye “bonificaciones”, cayó 7% mientras que el precio al consumidor subió 0,5%, es decir permaneció inamovible. Así las cosas, un ajuste de 5,36% solo sigue llevando al ganadero a que continue produciendo a pérdida.
Mientras tanto industria lechera y comercializadores esperan que la inflación siga cediendo para que a las familias les rinda más su dinero y compren más leche y derivados. Sin embargo, las familias también deben rendir su ingreso en la compra de otros alimentos, paga arriendos, costos escolares y demás bienes y servicios de la canasta familiar. De allí que el consumo entre 2021 y 2023 se haya deteriorado y en 2024 el leve incremento no tenga una notable cercanía a los mejores tiempos de consumo.
Mientras que el sector ganadero fue generoso en acciones para mitigar la crisis, específicamente en el uso de los recursos del Fondo de Estabilización de Precios para la Exportación de Carne, Leche y sus derivados, que contribuyó en que las exportaciones crecieran lácteas de manera importante; la industria lechera y el comercio lechero también podrían ser generosos en colocar leche más barata en diferentes comunidades, que no significa perder rentabilidad, más sí mejorar eficiencias.
Pero también la mayor eficiencia deberá estar desde la industria de insumos y materias primas, que permita disminuir costos frente a un precio de la leche contraído y poco ajustado, y que con un clima normalizado en 2025 no se espera tenga las mayores alzas.