El hato se mantiene. A pesar de las dificultades de mercado que ha tenido la ganadería colombiana en el último año y medio por cuenta de la crisis lechera y la menor dinámica en las exportaciones de carne y animales en pie, la cantidad de bovinos permanece por encima de las 29 millones de cabezas, cifra alcanzada desde el año 2021. No es diferente en el hato bufalino que muy seguramente en 2025 superará los 600 mil animales.
Recordemos que las cifras de liquidación de hembras en julio de 2023 llegaban a 46% (46 de cada 100 cabezas sacrificadas fueron hembras), la cifra más alta desde julio de 2012; pero en julio de 2024 este indicador descendía a 42%. Claro, el nivel de liquidación de hembras es aún alto, síntoma de que los niveles de precios para el productor no son los mejores. Sin embargo, el hecho de que se mantenga el hato ganadero significa que el productor está aguantando un poco, con el fin de que ciertos factores del entorno natural y del entorno macroeconómico puedan mejorar.
¿Cuáles factores? El primero y relacionado con la producción de leche: el clima. Aún a principios de año y en pleno fenómeno de el Niño se anunciaba que ya venía la Niña y que la preocupación debería ser las lluvias y no el verano. Pues en el último par de meses el verano parece haberse acentuado, situación que contribuiría a que se reajuste la producción de leche y el nivel de inventarios industriales. Sin embargo, solo basta hacer una predicción para que ocurra todo lo contrario: en un escenario climático normal las lluvias deberían entrar la primera semana de octubre.
Lo cierto sí es que todas las categorías de hembras; con excepción de la de 1 a 2 años, y marginalmente la de hembras de más de 5 años; registraron crecimiento entre el segundo ciclo de 2023 y el primer ciclo de vacunación de 2024. De hecho, el total de hembras se incrementó 1% en este período.
Pero además el productor también está con la esperanza que la economía mejore, el financiamiento se abarate con menores tasas de interés y que eso influya en la tasa de cambio para que se dinamice la exportación. Seguramente en este marco económico el camino pudiera ser más largo, pero la coyuntura muestra que en el último mes el peso se ha depreciado 4%, lo que brindaría competitividad internacional al mirar nuestros precios en dólares.
Sin embargo, los movimientos cambiarios son normales, y de hecho necesitaríamos poco más de otro 11% de un peso depreciado para competir de nuevo de “tú a tú” frente a Brasil. Por supuesto como en cualquier negocio hay ciclos, y más pronto que tarde de nuevo se tendrán mejores condiciones de mercado, y de allí la importancia que ante la crisis no se afecten los activos de la ganadería. Importante hay que destacar entonces que en el último ciclo de vacunación el hato creció 1,9% destacando que el sector en medio de tantas dificultades guarda optimismo frente a cambios del entorno.
A propósito cifras de inventario bovino y bufalino del primer ciclo de 2024, estas estarán disponibles a partir de la próxima semana: https://www.fedegan.org.co/datos-e-indicadores