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columna

El dividendo de la paz

por: Miguel Gómez Martínez- 31 de Diciembre 1969

El estamento militar en los niveles superiores ha sido el gran apoyo del gobierno Santos. Se ha tragado todos los sapos, desde lo más pequeños hasta los más grandes sin musitar una palabra. Hay mucha incertidumbre sobre el futuro jurídico de los oficiales y suboficiales que deberán pasar por la Jurisdicción Especial para la Paz.

Se les ha dicho que tendrán la misma impunidad garantizada a las Farc cuando las leyes internacionales expresamente excluyen los servidores públicos que hayan cometido actos por fuera del derecho de la guerra.

Pero lo cierto es que los militares son el sector de la sociedad que mayores cambios tendrán que asumir. La paz será antimilitarista y ello implicará un inmenso cambio en la forma como la sociedad se relaciona con la Fuerza Pública.   La sociedad pedirá seguridad ciudadana lo que se traduce en más Policía y menos fuerzas militares. El pie de fuerza, inflado por la necesidades de la lucha contra la guerrilla deberá reducirse. Volverá a priorizarse la defensa de la soberanía que fue relegada a un segundo plano por la necesidades de la seguridad interna. Para ello la inversión deberá centrarse en tecnología y no en gastos de funcionamiento lo que implica menos personal y burocracia.   Necesitaremos menos hombres y más capacidad tecnológica. La guerra moderna tiene la particularidad de que los drones remplazan pilotos, las satélites a los buques y los robots a los soldados. Para enfrentar ese desafío la carrera militar tiene que redefinirse empezando por las Escuelas de oficiales y sub- oficiales. El perfil del soldado del futuro se parece al de un técnico sofisticado muy diferente del combatiente tradicional.   Pero también las fuerzas tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones donde el acuartelamiento será la norma y no la excepción. La experiencia de los ejércitos que han pasado de la movilización a la paz confirma la dificultad de mantener la disciplina, el espíritu de combate y la capacidad de respuesta cuando la fuerza no está en pie de guerra.   Los militares serán mucho menos consentidos y su rol será muy limitado en la Colombia en paz. El estamento militar no es consciente de la magnitud del cambio que se les viene encima. Irónicamente el dividendo por la paz lo cobrarán quienes no participaron con su sacrificio en la defensa de las instituciones y la democracia.   Publicado en Kienyke, 27 de junio del 2017