Las dificultades económicas que vive hoy el país no son coyunturales. Cada una de ellas es la consecuencia de acciones que se han registrado en los últimos años. Y es que en la percepción y memoria de los colombianos reposa que solo 2 cosas han ocurrido en los últimos 70 meses en materia de política pública, nada más. La primera el proceso de paz, la segunda el ingreso del país a la OCDE. Respecto a la primera, entendiendo que todos queremos la paz, solo falta dar una mirada a otros grupos ilegales, como el ELN, que empiezan a llenar los espacios de las Farc para preguntarse si realmente se alcanzará el silencio pleno de los fusiles. La respuesta para mi es NO. En lo que tiene que ver con el ingreso de Colombia a la OCDE, a alguien sin duda se le olvidó, que no somos un país “rico” como para pensar en que al adoptar las diferentes agendas de los comités de la OCDE automáticamente lo seríamos. Y no es que esté mal desarrollar procesos comparados para mejorar, pero todos estos métodos quieren que casen a la mala. Es como tratar de colocarle esmoquin a alguien que usa botas, ruana y sombrero, como yo. Solo hay que ver el tema fiscal para entenderlo. Han transcurrido 3 reformas tributarias en un periodo de 5 años y al parecer ninguna ha sido lo suficientemente útil, tanto así que ya se prepara la llamada “estructural” porque la OCDE lo ha pedido. La realidad es que los colombianos sienten que su ingreso rinde menos no solo por cuenta del consumo disminuido sino porque ven que la redistribución es inadecuada. Es decir: más cargas fiscales pero escasos bienes públicos, y sí más corrupción, o una gran subida del salario de los congresistas pero una escasa alza del salario mínimo. Pero no solo las familias perciben un deterioro de su ingreso. También lo notan las empresas, que en buena medida han terminado “espantadas” por un racimo de impuestos que sumados alcanzan una tasa efectiva de tributación del 71 %. De allí que la inversión extranjera en Colombia cayera 27 % en 2015, y las inversiones directas de Colombia fuera del país aumentaran 8 % en 2015 y en el primer trimestre de 2016 la subida fuera de 314 %; al buscar mejores escenarios fiscales con clima más favorable para desarrollar negocios. Los asuntos económicos preocupan al país, más que el mismo proceso de paz, el deterioro del bolsillo se siente día a día; más con una inflación desbordada que en el último año supera el 8 %. Por supuesto siempre habrá eventos para el gobernante que permiten excusar la situación: el paro de los transportadores de carga ahora, el fenómeno de El Niño y la alta devaluación meses atrás, el fenómeno de La Niña unos años antes. Lo lamentable es que no se tomen las medidas de política pública suficientes y oportunas para mitigar lo que la historia nos ha mostrado. Respecto al fenómeno de La Niña ya se anuncia un nuevo evento que se aproxima y también se anuncia que las obras que permitan contrarrestarlo tienen grandes atrasos. También se avisa que ante las dificultades de sequía del último año sumado a las problemáticas en el transporte será preciso importar alimentos. Cabe la pregunta entonces, qué habrá pasado con el publicitado Plan Siembra del Ministerio de Agricultura? Al parecer los únicos cultivos que han aumentado son los ilícitos. ¿fue solo marketing? Vale la pena que el encargado del asunto haga un balance para el primer año de dicho plan. Lo que es claro es que el foco económico se perdió por estar atendiendo exclusivamente otros temas. Los ingresos petroleros cayeron y nunca se buscó una alternativa para crecer, como el agro o el fortalecimiento de la industria que se resintió fuertemente en los últimos años. Los paros recientes de maestros, campesinos, transportadores solo son la consecuencia del desgobierno económico pero el foco sigue estando en lo mismo: La Habana y la OCDE ¿qué ocurrirá en los 2 siguientes años? @ojcubillosp