Me refiero a 2020, un año de los más catastróficos en la historia moderna en términos de crecimiento económico, retroceso en lucha contra la pobreza, y pérdida de vidas humanas por cuenta de la Covid-19, que, al menos oficialmente, iniciaría el 31 de diciembre de 2019.
Para muchos será un año para el olvido pues terminaron perdiendo seres queridos, amigos, e incluso el avance económico que se pudo tener durante muchos años. Pero no lo podemos olvidar.
Solo queda la opción de aprender las lecciones del caso, con la esperanza de ya tener un par de vacunas que empezarán su proceso de distribución en los próximos días.
Seguramente en 1920, luego de finalizada la pandemia de “la gripe española”, la sociedad también hablaba de lecciones aprendidas y corregir el rumbo. En el caso del avance tecnológico y científico se aprendió, pues un siglo después nos termina rescatando al desarrollar una vacuna en un tiempo récord de 10 meses.
Sin embargo, en otros aspectos no fue así, aunque nunca es tarde para hacerlo. Ya desde 2020 se han empezado a hacer más estrictas las normas de producción, almacenamiento y transporte de productos de origen animal para ingresar a un mercado, pues solo es de recordar que está crisis inicia por el consumo de especies sin lugar a algún tipo de inspección sanitaria o seguimiento industrial.
Esto sin duda llevará a que muchas de las dietas alimentarias en el mundo cambien, motivadas por los controles de calidad que se tendrán y la intención de dirigirse a menús que generen menos incertidumbre, al pensar en no crear situaciones como la del coronavirus actual.
¿Oportunidades para Colombia? Todas. Tanto por la posibilidad de generar oferta de carne para exportación, como por la de tener en 2021 un sistema de trazabilidad animal activo, cumpliendo los requisitos de exigencia IVC (Inspección, Vigilancia y Control) que demanda el mundo.
El 2020 un año difícil, pero a veces faltan las dificultades para ver la joya que se tiene, pero no se valora. Precisamente este año, que termina en unos días, ha sido el de mayor dinámica exportadora en carne y en animales vivos ¿por qué? Porque faltaba una tragedia, que hasta hace unos meses pensábamos solo pasaba en las películas de ficción, para darnos cuenta de que el mundo quiere carne y nosotros tenemos lo que el mundo quiere.
2021 será el último año de oportunidad que tendremos para estar al día en variables competitivas para la exportación, luego del retroceso que se tuvo en la década anterior dada la falta de políticas públicas agropecuarias, y de cara a la meta de exportación de carne en 2022 de al menos USD500 millones, perfectamente alcanzable.
Aunque para muchos sectores, 2020 fue el año en el que la tierra se detuvo, para el sector ganadero no fue así. Al contrario, el acelerador se apretó más.
@ojcubilosp