Por Silverio José Herrera Caraballo
El flagelo del abigeato sigue causando estragos en los departamentos de Sucre, Córdoba y Bolívar, mientras los organismos de control parecen más espectadores que actores. El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), en su rol de vigilante de la movilización y sanidad animal, y las seccionales de la Policía de Carreteras, responsables de la seguridad en nuestras vías, brillan por su ineficacia. Como si el ganado fuera abducido por alguna fuerza misteriosa, cientos de animales desaparecen sin dejar rastro, y lo que es peor, sin que ninguna autoridad ofrezca respuestas.
El caso más reciente es el del señor Saido Maury Chávez, a quien el pasado 4 de septiembre le robaron 28 reses en un predio del municipio de Galeras, Sucre. Un acto descarado que contó con todo tipo de preparativos, como si fuera una operación de filigrana, la que ya se pudo identificar, pero no a quienes la realizaron. El ganado fue embarcado en dos camiones en un embarcadero clandestino, públicamente conocido, ubicado en el punto Plaza Pela, en la vía que conecta Galeras con Palomo y Punta de Blanco. Este embarcadero, por supuesto, es un secreto a voces, pero parece invisible para las autoridades.
Se ha recorrido el departamento de arriba abajo, se ha pedido ayuda a las autoridades militares y policiales, y hasta el día de hoy, no hay ningún resultado positivo. ¿Cómo es posible que movilicen dos camiones llenos de ganado sin que nadie los vea? Parece que estamos ante un nuevo fenómeno paranormal: la abducción de ganado. Esto antes de parecer chiste es una realidad, ya estoy casi creyéndole al presidente cuando dice: ellos están aquí y nos observan, pero ahora hay un problema mayor se nos están llevando el ganado a las estrellas. Viene diciembre y esto cada vez se complica más, el carneo en poblaciones pequeñas es pan de cada día y la falta de control a los mataderos clandestinos es palpable como también el control en los mercados públicos o expendios de carne que en su gran mayoría no están cumpliendo con las normas para esa actividad.
Pero más allá de la ironía, lo cierto es que este problema refleja fallas estructurales en los controles sobre la movilización del ganado. Es urgente que el ICA y las autoridades locales implementen estrategias serias y efectivas. Una medida inmediata sería la caracterización de los vehículos transportadores de ganado, que permita identificar a aquellos que están operando fuera de la ley. Esta información debería cruzarse con los puntos de embarque, muchos de ellos clandestinos, que requieren controles permanentes.
Estas instalaciones, que funcionan como puntos ciegos para la legalidad, deben ser ubicadas, caracterizadas y vigiladas. Además, se debe exigir que reporten de manera semanal o quincenal los certificados de embarque y pesaje de los semovientes. De esta manera, podríamos tener un mayor control sobre la movilización de animales en nuestras vías y así frenar el crecimiento del abigeato, que está afectando gravemente a los productores ganaderos.
En sucre el abigeato va en aumento, son grandes cantidades de ganado que como dije al inicio, ya el modus operandi es, el de embarcar uno, dos y hasta tres camiones, en córdoba igual, que más esperamos para tomar medidas al respecto. Dejar este problema sin resolver es, en el mejor de los casos, negligencia, y en el peor, complicidad. Las autoridades deben actuar ahora, porque mientras tanto, en nuestras carreteras, las reses siguen desapareciendo como si fueran abducidas. En el mes de diciembre el abigeato aumenta, si son terrícolas no aparecen y si ahora son extraterrestres, no me quiero imaginar un asado intergaláctico. Habrá que preguntarle al presidente. Necesitamos mayores controles en el área rural, más presencia de la autoridad, vuelvo a decir a los carabineros de la policía nacional, no es nada personal, a sacar los caballos, a patrullar y a hacer presencia, más patrullajes de control sobre caminos ganaderos, recorrer las fincas, que no solo se les vea en ceremonias y/o desfiles.