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columna

Ecuador se salvó

por: Ariel Peña González- 31 de Diciembre 1969

El triunfo en Ecuador de Guillermo Lasso, es un golpe contundente al castrochavismo o socialismo del siglo XXI, y constituye un respiro para las democracias Latinoamericanas que se encuentran asediadas por el engendro marxista leninista, que usa diferentes emblemas para engañar a la ciudadanía incauta.

El triunfo en Ecuador de Guillermo Lasso, candidato demócrata, miembro del movimiento CREO y católico practicante, es un golpe contundente al castrochavismo o socialismo del siglo XXI, que representaba el expresidente Rafael Correa con su candidato Andrés Arauz, y además constituye un respiro para las democracias Latinoamericanas que se encuentran asediadas por el engendro marxista leninista, que usa diferentes emblemas para engañar a la ciudadanía incauta.

Aunque Lasso había perdido en la primera vuelta con una diferencia de casi 13 puntos porcentuales frente a Arauz, los votos de los otros candidatos que no entraron en el balotaje fueron determinantes para el triunfo de Lasso, comenzando por los del candidato indígena y ambientalista Yaku Pérez, quien al no entrar por escasos votos a la segunda vuelta alegó fraude, destacándose que aunque pidió a sus seguidores anular el voto, sin embargo su postura anticorreista, pudo ayudar electoramente a Lasso con los indígenas que dividieron el voto, entre las opciones de anularlo o apoyar al candidato triunfador.

El estilo totalitario marxista de Rafael Correa, durante los 10 años que estuvo en el poder, fue la principal causa de la derrota de su candidato, dado que persiguió a los partidos tradicionales, arrinconó a la prensa y ridiculizó a los ambientalistas encabezados por los líderes indígenas, además de usar la treta de la corrupción para señalar a sus enemigos, sin ningún fundamento.

La crisis sanitaria que vive el Ecuador, con el Covid-19 o peste china, unida a la crisis económica y a las dificultades en la gobernabilidad son retos para el nuevo gobierno, a lo que se le debe agregar que no tendrá mayoría en el Congreso, por lo que el presidente Lasso necesariamente deberá hacer una negociación política con otras fuerzas, para no tener contratiempos en su gestión, especialmente con las movilizaciones sociales que se dan en Ecuador de manera masiva y beligerante.

Indudablemente que fue una sorpresa el triunfo de Guillermo Lasso en el vecino país, en vista de que la llamada izquierda en Latinoamérica se esta recomponiendo y ha tenido triunfos significativos en México y Bolivia de la mano de la internacional comunista del Foro de Sao Paulo con su apéndice del Grupo de Puebla, de ahí que las fuerzas democráticas en la presente situación deben en la región desarrollar tareas ideológicas y organizativas, para contrarrestar los embates del comunismo totalitario, que camuflándose en diferentes remoquetes busca empobrecer al máximo a las masas, como lo ha hecho en Venezuela, para llevar a nuestros pueblos a una condición de postración que le permitan a las dictaduras totalitarias convertir a los ciudadanos en despojos humanos, y así consolidar el despotismo.

Ecuador se salvó el 11 de abril de caer nuevamente en la garras del totalitarismo marxista que representa Rafael Correa, debido a que el pueblo ecuatoriano supo reaccionar para salvar al país vecino y no permitir una calamidad similar a la que se vive en las naciones que se encuentran soportando el yugo comunista, por lo que los partidos demócratas latinoamericanos frente a la arremetida totalitaria, tienen que prepararse para cerrarle el paso a las conspiraciones extremistas, que buscan por todos los medios envilecer a la población.

El ejemplo electoral en Ecuador debe servirle al pueblo colombiano de lección democrática, para evitar que en las elecciones de 2022, partidos y movimientos con atuendos de progresistas o alternativos, lleguen al gobierno para montar una tiranía que exterminaría a la libertad y cuya victima principal serán las masas empobrecidas, que es donde el comunismo ejerce con toda rigurosidad su dictadura, puesto que las personas acaudaladas no tienen problema ya que se marcharan del país, y los más humildes serán los que aguantarán el látigo liberticida, para que una camarilla oprobiosa consolide su dictadura, ello, si la ciudadanía no reacciona a tiempo ante el peligro que se cierne sobre Colombia.