Lo que llama la atención de este análisis, que recoge la percepción de 900 especialistas del mundo, es que entre los principales riesgos figura un mayor número de riesgos ambientales que riesgos económicos. Vale decir, que para los expertos los retos que plantean los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático, son mayores, o, en otros términos, que el mundo no se está preparando adecuadamente, respecto a los temores que despiertan los riesgos económicos crónicos, como el desempleo, el subempleo o las crisis fiscales.
Entre los 5 principales riesgos globales por su impacto (subrayo impacto) figuran la crisis del agua (riesgo social); y la propagación rápida y masiva de enfermedades infecciosas (riesgo social), los cuales ocupan los 2 primeros lugares.
Lo grave es que los 2 ya los tenemos aquí. Nos hemos dormido en los laureles pensando que nuestra riqueza hídrica nunca se iría acabar, y bastan unos fuertes veranos para ubicarnos en nuestra realidad. La propuesta de Fedegán, de avanzar en el tema de los pozos profundos tiene una profunda visión, que un buen Gobierno no podría echar en saco roto.
En la segunda vamos aportando nuestro granito de arena. Nuestros mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, los mismos que propagan el dengue, ahora se encargan del Chikungunya.
Según notas de prensa, para julio tendremos 800 mil casos. Un panorama muy grave teniendo en cuenta que ya desbordó la capacidad de reacción de muchos de los hospitales del país. Grave que le peguemos a 2 de los 5 principales riesgos globales por su impacto.