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Dificultades en el acceso y en la logística de la cadena lechera

Por Oscar Cubillos Pedraza - 04 de Abril 2024


A los colombianos les gusta tomar leche, eso quedó demostrado durante la pandemia de 2020, en donde la alta demanda de leche líquida compensó la caída en las ventas de otros productos lácteos: yogures, quesos, mantequillas y demás derivados. Pero una cosa es que quieran adquirir los productos y otra cosa es que puedan hacerlo.

Con un precio alto de los lácteos, o un ingreso disponible no suficiente, cualquiera de las dos situaciones; pero con un mercado interno con 52 millones de compradores, a los que les gusta tomar leche, siempre aparecerá un “avivato” promocionando leches de “bajo costo” que en muchos casos no es leche, sino una mezcla no permitida con lactosueros que termina comercializándose como leche 100% en un claro engaño al consumidor.

Hasta hace un par de años las marcas lecheras tradicionales perdían alrededor de una tercera parte de su mercado con las de “bajo costo”, lo que sin duda es una competencia asimétrica de la cadena de valor frente a quienes mezclan más lactosuero del permitido, situación que además de castigar la dinámica industrial, daña la venta de leche cruda que realiza el ganadero a las empresas lecheras. Resultado, menor acopio y caída en el precio al productor.

Dice el consumidor entonces que, si no accedieran a este tipo de productos, más económicos, no podrían tomar leche. Pero la realidad es que no toman leche, sino una bebida láctea, y allí entra la situación que el mismo consumidor, la mayoría de las veces, no sabe distinguir entre leche o una bebida con lactosuero. Sin embargo, lo que sí se demuestra, de nuevo, es que la población colombiana gusta de tomar leche.

Al respecto resulta muy útil que el INVIMA siga realizando los ejercicios de muestreo para sancionar a esos avivatos que le mezclan a la leche, lactosuero e incluso agua o grasas animales. Debe ser el INVIMA incisivo y aplicar la ley de manera contundente.

Pero volviendo al foco del asunto; el mayor problema en el sector lechero es el consumo, que, además se enfrenta a ineficiencias logísticas a lo largo de toda la cadena de suministro. La Unidad de Seguimiento de Precios de la Leche, del Ministerio de Agricultura, registra acopio de leche en 27 departamentos del país, el 84% de Colombia. En una lógica teórica cada departamento productor debería satisfacer su demanda interna, sin que se generaran excedentes.

Pero las zonas de producción no son coincidentes con las de transformación, y estas a su vez tampoco lo son con las de consumo. Lo digo de otra forma, el grueso de la producción se encuentra en 27 departamentos, como también lo expresa la Encuesta Nacional Agropecuaria del DANE; pero los grandes centros de procesamiento se concentran en su mayoría en zonas de trópico alto de los departamentos que más producen (con un par de excepciones), lo que implica un costo logístico y de transporte importante, que además deberá replicarse al distribuirse para la comercialización.

En el resto de las zonas, magnifica tarea hacen cooperativas y pequeñas y medianas empresas de transformación. Pero ¿podrían imaginar si estas cooperativas y pymes tuvieran el nivel tecnológico y de infraestructura que tienen las grandes? Evidentemente tendrían mejor escala, un costo más bajo de transformación y además menor costo logístico, con su mercado natural a la mano.

Vale la pena que MADR y la UPRA, y las demás organizaciones pública y privadas, realicen ejercicios departamentales de oferta y demanda de leche, con el fin de determinar las rutas críticas en el abastecimiento y logística que efectivamente están generando muchas problemáticas en la cadena. Podríamos tener leche que sí es leche mucho más barata en cada región del país. Vale la pena usar la programación lineal e investigación de operaciones para empezar a resolver estas dificultades.

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