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En 2022 las exportaciones del sector ganadero colombiano superaron los US$523 millones, estando por encima de la meta planteada cuatro años atrás equivalente a US$500 millones. Efectivamente se superó lo planeado, pero además se enfilan baterías para lograr el objetivo de 2023 consistente en llegar a US$580 millones en envíos al exterior.
Sin embargo, es preciso matizar determinados temas que requieren estrategias y acciones de política pública para que el crecimiento pueda ser integral y sostenido, de cara a cumplir la meta de exportaciones de largo plazo de US$1.000 millones en 2032.
Lo primero es lograr superar la situación inflacionaria mundial que también le pega a la carne colombiana tanto en el mercado interno como en los mercados internacionales. Pero tal situación solo corresponde a que el entorno mundial y geopolítico mejore para que se ajuste la oferta de muchas materias primas hoy encarecidas. Sin embargo, la política agropecuaria interna sí debe crear programas estructurados en sustitución de insumos, y poner a andar las estrategias para hacer del país la potencia en producción de alimentos que se ha planteado.
Pero volviendo al tema inflacionario, hay que recordar que Colombia exportó en 2021 poco más de 52 mil toneladas de carne, mientras que en 2022 logró 40 mil toneladas. Esta baja exportadora obedece a que la carne se encareció en todo el mundo y no solamente en nuestro país como algunos lo han querido hacer ver. De hecho, el índice de precio de carne de res de la FAO muestra una subida de 24% en el último par de años.
Justamente el alza en el precio internacional de la carne de res motivó a que en 2022 nos compraran menos producto final, es decir carne; y más materia prima, animales en pie; por eso se pasa de exportar 247 mil bovinos en 2021 a 393 mil en 2022. Sin embargo, el alza del precio del novillo también ocurrió a nivel global, aun así, el novillo colombiano resultó ser el más competitivo.
Y de hecho la carne colombiana, comparada internacionalmente, también fue más barata, de lo contrario se hubieran importado 200 o 300 mil toneladas, pero apenas ingresaron 12 mil toneladas, el 1,4% de nuestra producción.
Justamente allí aparecen dos elementos importantes de análisis, el del consumo de carnes y el de importaciones. En el caso de la carne de ave, mejor dicho, el pollo, su producción en 2022 fue alrededor de 1,8 millones de toneladas, mientras que la producción de carne de cerdo llegó a 526 mil toneladas y la de res de origen formal a 706 mil toneladas equivalente en canal.
Claro, en el caso del pollo con un nivel de producción que es más de dos veces el de la carne y más de tres veces el del cerdo su nivel de precios también puede ser más bajo con relación al nivel de ingreso monetario promedio de las familias colombianas. Incluso vale recordar que en 2022 las importaciones de pollo rodearon las 66 mil toneladas, que al fin y al cabo es oferta adicional. Ya para la carne de cerdo en 2022 se importaron 129 mil toneladas que al fin y al cabo compiten con las demás carnes nacionales.
En ese sentido, del consumo total de carnes en Colombia (cerdo, res, pollo), alrededor del 7% es importada, y solo el 0,4% corresponde a carne de res. A esto debe sumarse que el grueso de la alimentación avícola y porcícola depende de balanceados que a su vez dependen de grano importado, mientras que la producción vacuna es de pastos que al fin y al cabo es de origen de la tierrita, de origen nacional.
El panorama lo que denota entonces es una inmensa oportunidad para la producción de carne bovina, lo que requiere estrategias útiles para que el sector ganadero pueda sacar animales más gordos en menor tiempo, elevar su escala de producción y aumentar el consumo interno. Además, la misma estrategia hará que la oferta exportable se incremente, más aún cuando cada vez el mundo nos compra más carne y más bovinos.
Señora ministra, es necesario traer más inversión internacional a este sector que tiene el mayor potencial agropecuario.
@ojcubillosp