El presidente Santos les indicó a los barranquilleros que en la medida en que le dieran votos, él les daría presupuesto. La semana pasada, en un acto de descaro, en la ciudad de Barranquilla, el presidente Juan Manuel Santos, comparó su relación con el pueblo colombiano con el amor y, con todo el desparpajo, les indicó a los barranquilleros que en la medida en que le dieran votos, él les daría presupuesto. Ante esa demostración, que podría asemejarse a un chantaje político, es importante evaluar si las regiones están contentas con el jefe de Estado a la luz del nuevo presupuesto de inversión regionalizado.
Para empezar, hay que reconocer que, comparado con el del 2014, el presupuesto de inversión del país ha caído cerca de 30 %, y en cuanto al presupuesto regionalizado, si comparamos el que se ha sometido a consideración para el 2016 vigencia 2017, con el que fue aprobado en el 2015 por el Congreso, solo 2 departamentos presentan más recursos.
Si la comparación se hace entre el presupuesto para el 2017 con el presupuesto final para el 2016, incluyendo aplazamientos, el 66 % de los departamentos presenta un recorte de su presupuesto de inversión generalizada, y 13 de 33 tienen reducciones cercanas al 10 %. Por su parte, 5 departamentos tienen una reducción entre 10 y 20 %, y 4 regiones tienen un recorte mayor al 20 %, estando en ese grupo Risaralda, Bogotá y San Andrés y Providencia.
Si la comparación solo se hiciera con el presupuesto aprobado en octubre del año pasado, sin contar con aplazamientos, el 70 % de los departamentos tendrían recortes superiores al 20 %. Lo triste es que no son solo los recortes lo que debería generarnos preocupación, sino ver el lamentable uso de los recursos. Por ejemplo, 13 departamentos no presentan asignación de presupuesto de inversión regionalizado en el sector de medioambiente. Así como se habla de política ambiental recurrentemente y se le asignan pocos recursos, da tristeza que no existan para Guainía, Vaupés y Vichada, recursos regionalizados de inversión para ciencia y tecnología.
Así las cosas, entre tantas promesas de amor y poca realidad, cuando se examina en detalle el presupuesto regionalizado del sector agropecuario, el 31 % de los recursos se destina a vivienda, dejando rezagados recursos propios para trasferencia de tecnología, riego o inversión tecnificada con miras a mayor eficiencia productiva. En ciencia y tecnología, el 89 % de los recursos regionalizados de inversión se destinan a becas y no a investigación, y es escalofriante que los dineros regionalizados para el programa de alimentación escolar escasamente llegan a los $500 mil millones.
Como queda en evidencia, son muchas las regiones que deben tener grandes frustraciones, y preocupa que en el Ministerio de Hacienda sigan existiendo partidas amplias como los 1,1 billones para el Fondo de Adaptación y los 483 mil millones para “programas por distribuir”, que fácilmente pueden quedar al servicio de la negociación política. Al examinar el presupuesto de inversión regionalizado, queda claro que más que amor por las regiones, el Gobierno ha ampliado el arte del engaño. * Publicado en Portafolio el 22 de septiembre