logoHeader
José Félix Lafaurie Rivera

Foto: Fedegán FNG

columna

De la vergüenza de la OCDE a la vergüenza nacional

por: José Félix Lafaurie Rivera- 31 de Diciembre 1969

Emilio Sardi da cuenta, en uno de sus recientes artículos, del monto de los subsidios y apoyos agrícolas en los países de la Ocde, sobre todo de los de China, Rusia, Indonesia y Brasil, que son responsables del 80 % de la producción agrícola mundial.

Nos dice que, según la Ocde dichos subsidios y apoyos superan los USD$580 mil millones (en 2014), y a continuación los lista: la Unión Eu- ropea: USD$107 mil millones; EE.UU. 41 mil millones; Brasil, 8.817; México, 8.400; Suiza, 6.740; Canadá, 4.617; Noruega, 3.920; Corea del Sur: USD$22 mil millones; Turquía: USD$15 mil millones y Japón: USD$44 mil millones. Por su parte China subsidió su agro con USD$293 mil millones.

Y volvemos al mismo círculo. ¿Por qué lo hacen? Porque el agro y sus productos son un asunto de interés nacional. Algo que parece tan simple y de sentido común, que no ha logrado permear la mente de los gobernantes y de algunos exministros que han abanderado el libre comercio a raja tabla, más en un entorno como el de Colombia donde la ocupación lícita del territorio se traduce en soberanía nacional, y es a su vez el apuntalamiento de la seguridad alimentaria del país.

En Colombia se sigue creyendo que apoyar al campo es un pecado y que con eso se está beneficiando a unos pocos. La pasada Cumbre del Caribe mostró con gran claridad la realidad del sector rural colombiano y avanzó en una serie de propuestas, muchas de las cuales de fácil y rápida implementación. Mientras tanto, las noticias dan cuenta de la corrupción en el suministro de alimentación a los niños, y el alto Gobierno sigue ocupado, otorgando concesiones a quienes solo saben del terror, del narcotráfico y de muerte y desolación, creyendo que la contraparte en La Habana tiene un mando unificado que acatará todo lo pactado. Los hechos muestran que una cosa dice la cúpula de las Farc y otra la guerrilla que no está en la mesa. Esa es otra cara de nuestra vergüenza nacional.