Dice Asoleche, desde hace unos días, que en Colombia no hay leche, y para ello desplegó una estrategia mediática en donde el mensaje es que la oferta se ha reducido en alrededor de 1,6 millones de litros al día, aseguran ellos, equivalente al 15% de la producción.
Al respecto, la primera pregunta que surge es de dónde sale la cifra de 1,6 millones de litros al día, y entiendo entre líneas, que se debe a lo que perciben ellos en sus niveles de acopio que se han reducido en 2021.
Por supuesto, el acopio ha estado a la baja este año respecto a 2020 que tuvo muy buena dinámica, a pesar de la pandemia. De hecho, el crecimiento el año pasado fue de 5,6% frente a 2019, y si bien las ventas de productos con mayor valor agregado se desplomaron (yogures, quesos, mantequillas), por cuenta del cierre de hoteles, restaurantes, colegios, universidades, etc. el aumento del consumo de leche líquida, ante el temor del apocalipsis, hizo que los hogares demandaran más leche de manera agregada.
En ese sentido las cifras de crecimiento de acopio de 2021 deberían tener una comparación frente a 2019 que fue un año normal pues las condiciones de consumo fueron atípicas en 2020. Revisemos: entre enero y octubre de 2021 se registra una caída en el acopio de 8% frente al mismo periodo de 2020, pero tan solo de 1,7% frente al mismo de 2019. ¿Puede deducirse entonces que la caída del acopio significa una caída en la producción? Efectivamente no.
Al respecto las cifras de cuentas nacionales del DANE indican que en el primer trimestre del año la producción de leche sin elaborar creció 8,8%, el segundo 12% y el tercero 4,2%, reflejo de un año de muchas lluvias (aunque el exceso también daña pastos y suelos). Claro, ahora nos encontramos en el cuarto trimestre con otras condiciones y aunque empieza a entrar el verano solo mire a su alrededor y verá aun pasturas verdes.
Lo que sí es evidente es la baja de inventarios, atípica para el último bimestre del año, pues lo tradicionalmente favorable para la industria es terminar cada año con buenos stocks con el fin de afrontar el primer verano del año sin tener que pagarle un mejor precio al productor. Aun así, muchos de ellas importan al principio del siguiente haciendo que el precio al productor se deprima, o al menos no crezca, aun en tiempos secos.
Sin embargo, en 2021 han ocurrido fenómenos adicionales. Lo primero la “crisis logística mundial” y la subida de la tasa de cambio, que han encarecido los insumos y materias primas importadas; siendo estos dos elementos que pueden contribuir al ajuste de la oferta, que evidentemente no es una baja de 15%.
Por eso, ante la subida en los costos de producción, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural reajustó el precio del litro de leche pagado al productor desde el mes de octubre pasado en 7%, situación que debió estimular la oferta especialmente en zonas de lechería especializada en donde el mercado sustituto de animales en pie (para el mercado cárnico) tiene menor dinámica.
No se puede desconocer que ese 7% no iba a ser asumido por la industria transformadora, sino que debía salir por la otra punta de la cadena: los consumidores. De allí que el IPC de leche y quesos solo en octubre y noviembre se haya incrementado en 5,4%.
Lo que me causa curiosidad es que en un país que produce cerca de 7.400 millones de litros, en donde la industria solo acopia 3.200 millones, el mensaje industrial (leche, chocolates, galletas) que se empezará a vender en próximas semanas es que ante “la escasez” el país necesita importar leche en polvo. ¿No me creen? Juguemos a los aguinaldos, al sí y al no, que recién empiezan.
Recuerden que el cupo 2022 para importar leche desde EEUU, la más barata, se activa el 1 de enero a las cero horas, cupo que será de 14.266 toneladas y que seguramente se agotará en los primeros 15 días del año como ya es habitual.
Agotado ese cupo, la leche en polvo que se importe pagará un arancel de 8,8%, y será allí cuando la gran industria haga su petición de poder ingresarla sin arancel ante la “crisis” que fue anunciada ya unas semanas atrás. Ojo para donde va la narrativa, ojo para donde van los cuentos de Navidad.
@ojcubillosp