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Foto: Fedegán FNG

Cuando el río suena… economía ahogada

Por José Félix Lafaurie Rivera - 01 de Febrero 2016

Llama la atención una nota publicada en el diario El Tiempo del pasado domingo 24 de enero, que informa que el gerente general del Banco de la República, José Darío Uribe, está tan preocupado por la situación económica y fiscal del país, que decidió buscar consejo.

Uribe convocó a los exdirectores del banco para escucharlos sobre lo que el Banco de la República debería hacer en las actuales circunstancias.

Es de sabios escuchar consejos, pero viniendo este requerimiento de una persona de su talante, que se ha caracterizado por la seguridad de sus exposiciones sobre el manejo de la economía, preocupa aún más. Es una señal que podría interpretarse, usando un coloquial refrán, que “cuando el rio suena… economía ahogada”.

Y no es para menos, pues el entablado del eslogan “Trabajamos para preservar el poder adquisitivo de la moneda con un crecimiento alto y sostenido” http://www.banrep.gov.co/, empieza a ser carcomido por el comején de una inflación que en el último año se dobló y que promete seguir una senda creciente.

Los resultados de una encuesta de la firma Yan Hass, también publicada por el mismo diario el 25 de enero, señala que el 90 % de los colombianos prevén que habrá alzas, lo cual indica que los precios de la canasta básica en los próximos 12 meses serán de carestía. Como quien dice, en términos de inflación, volveremos muy seguramente a los 2 dígitos, que no veíamos desde hace 17 años.

Pero además, de acuerdo con la misma encuesta, el 48 % de los colombianos percibe que la economía está estancada; 27 % que está en retroceso y 21 % que considera que está en progreso. Percepción en conjunto que coincide con las estimaciones de crecimiento de la economía para 2015 que realizan los expertos y organismos multilaterales, y que señalan que estaremos por debajo del 3 %, con mayor tendencia a la baja.

Pero el fuego lo sigue atizando el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, que está empeñado en implantar la reforma tributaria, llevándose por delante a la población. Le interesa tener más dinero para financiar los proyectos del Gobierno. No le basta la caja que le deja la venta de Isagén –que por demás, ¡que curiosidad!, ya empezó a prestarse a pocos días de haberse vendido ($200 mil millones del primer billón que entró)–. Pero la voracidad es insaciable. Ahora está en la mira la venta de la venta de una participación de Ecopetrol, quien a su vez ha anunciado que venderá uno de sus activos estratégicos: Propilco.

Como diría un antecesor de cartera y hoy jefe suyo, en ese entonces el ministro Santos, el programa de ajuste fiscal implicaría sudor y lágrimas para los colombianos. Con una variante, el hoy presidente de los colombianos anunció en 2012 que se haría “una reforma que hará chillar a los ricos”, pero que ahora señala que no habrá reforma.

Con ese ingrediente -contracción de la demanda-, más la mayor liquidez que producirá la venta de Isagén, pues no le queda más remedio al director del Banco de la República que emplearse a fondo con la valeriana, y a los colombianos a rezar para que en el nuevo gabinete figure alguien que piense en la gente.