La emergencia sanitaria nacional generada por la aparición de cuatro brotes de fiebre aftosa este mes, dos de ellos en la zona fronteriza con Venezuela y los otros dos en el centro del país, ameritan un análisis ponderado de las posibles causas y de los serios impactos económicos de esta temible enfermedad viral altamente contagiosa, que afecta de manera severa al ganado bovino. Desde la perspectiva institucional, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) realizó a mediados del 2015 una evaluación de los servicios veterinarios del ICA, la autoridad sanitaria de la producción primaria en Colombia. La OIE detectó una elevada inestabilidad laboral en el personal veterinario, debido a que el 75 por ciento está sujeto a contratación temporal, lo cual afecta la capacidad técnica de la institución y el mantenimiento del estatus sanitario de nuestro país. La OIE identificó, además, fallas de coordinación entre las actividades de análisis de riesgo y cuarentena animal, lo cual se traduce en demoras en las evaluaciones de riesgo y en el resguardo de las zonas especiales de control sanitario en las fronteras. A nivel focal, José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan –el gremio cúpula de la ganadería colombiana–, dejó varias constancias en la reciente reunión de la Comisión Suramericana para la Lucha contra la Fiebre Aftosa (Cosalfa), sobre los posibles orígenes de esta enfermedad en diferentes lugares del país, con sus correspondientes recomendaciones. En particular, Fedegan evidenció falta de rigurosidad operativa en los procesos y procedimientos que se deben realizar en las Zonas de Alta Vigilancia, particularmente en la frontera con Venezuela; pérdida de la certificación de calidad ISO-9001, que ostentaban el Fondo Nacional del Ganado y los Programas Nacionales de Salud Animal; abandono del rigor técnico y de continuidad en los procesos, registros e informes de vacunación ganadera; ausencia de sistemas de apoyo, ligados al control de la movilización de animales, incluidos trazabilidad, diagnóstico, vigilancia y control sanitario. A lo anterior se suma la confirmación oficial –desde la cúpula del Ministerio de Agricultura– de la presencia del cáncer de la corrupción entre diversos funcionarios del ICA, que expiden guías falsas de movilización para favorecer el contrabando de animales provenientes de Venezuela. Así, pues, la politiquería y la corrupción en el ICA tienen clara responsabilidad por el resurgimiento de la aftosa en Colombia. Las consecuencias no son de poca monta: se suspendió la certificación de la OIE de ‘país libre de aftosa con vacunación’; se congelaron oportunidades, actuales y potenciales, de exportación de carne bovina; se pusieron en riesgo los esfuerzos de 20 años y los aportes ganaderos valorados en 350 millones de dólares dedicados a la cruzada contra la aftosa. Fedegán reiteró en Cosalfa su disposición de colaborar en la solución de este problema y señaló la urgencia de trabajar coordinadamente con el Gobierno y los organismos de referencia internacional para estructurar un plan de trabajo que permita recuperar el estatus sanitario nacional. Portafolio, Julio 26 de 2017
Crónica de una aftosa anunciada
Por Andrés Espinosa Fenwarth - 27 de Julio 2017
La politiquería y la corrupción en el ICA tienen clara responsabilidad por el resurgimiento de la aftosa en Colombia.