Los dos anuncios son altamente preocupantes. El realizado por José Darío Uribe, no hay que dudarlo, tiene hondas repercusiones, por quien lo dice. Uribe es el hombre que tiene en sus manos toda la información posible de la economía y cuenta con un equipo de técnicos altamente calificado, que basan sus proyecciones en sofisticados modelos econométricos.
Lo positivo del anuncio es que nos devuelve a nuestra realidad: Existen obstáculos estructurales que no le permiten a la economía mejorar el bienestar de los colombianos, hacer descender la tasa de desempleo o mejorar las inequidades sociales, salvo si utilizamos la estadística como remedio infalible. El 5 % o 6 % que esperamos desde Samper, nada que lo logramos sostenidamente como se dijo en su momento que se requería.
Desde todos los frentes -el académico, el gremial, empresarial y el ciudadano del común- le han espetado al Gobierno lo que hoy dice José Darío Uribe en entrevista publicada por La República: que se requiere inversión en infraestructura física, en las carreteras, en puertos, aeropuertos y ferrovías; en absorción de nuevas tecnologías y creación de nuevas empresas; en mejoras institucionales, y por supuesto en educación y salud.
Y todo parece indicar que lo que tenemos en política pública, no nos alcanza para dar ese salto. Seguiremos condenados a la pobreza precisamente por falta de política pública. Es el costo de la concentración de esfuerzos en Márquez y Timochenko.
Respecto al presupuesto, la noticia es que la inversión sigue rezagada. El Gobierno anunció que del Presupuesto General de la Nación-PGN para 2015 ($167 billones), $120 billones serán para el funcionamiento del Estado y $46,2 billones para inversión.