En esta primera semana del año, de cabañuelas sobre un clima impredecible, pero también de cabañuelas políticas en un año de clima electoral tormentoso, me aparto de esa tendencia de opinión para aterrizar en el terreno, para mí más cercano, de la ganadería, no con ánimo predictivo, sino con el de plasmar compromisos, como nos corresponde desde la dirigencia gremial y el deber ser de FEDEGÁN.
Ahora bien, para que el tema no sea extraño a mis lectores no ganaderos, inicio con unas cifras que los puedan acercar a la importancia social y económica de nuestra ganadería.
Con más de 30 millones de animales, Colombia tiene el hato bovino número 11 del mundo y produce anualmente más de 7.000 millones de litros de leche y de 900.000 toneladas de carne. Además de abastecer el mercado nacional y ser un sector determinante para la seguridad alimentaria, entre 2023 y 2024 exportamos carne a 39 destinos del mundo y logramos abrir las puertas del mercado chino a la carne colombiana.
Más de 700.000 colombianos se dedican a la ganadería, con un alto componente de pequeños productores (82%) que dependen de ella para su subsistencia, sobre todo en la producción minifundista de leche, pero también con una “clase media ganadera” que empuja la modernización y la generación de empleo rural.
Hablando ahora sí de nuestros compromisos para 2025, es necesario acotar que siempre estarán limitados por la realidad de la ruralidad, sometida al abandono de las instituciones y los recursos del Estado, en el que se dan silvestres la inseguridad y la violencia.
Por esa razón, nuestro primer compromiso es con la Seguridad Ganadera Solidaria, soportada en la unidad gremial, la prevención a partir de tecnologías de comunicaciones y, sobre todo, la articulación cercana, permanente y civilista con las autoridades. Hoy se han creado 136 Frentes Solidarios de Seguridad y Paz con una meta de 500 para 2025.
Reiteramos nuestro compromiso con la salud animal; sobre todo con la erradicación de la Fiebre Aftosa, porque la salud de nuestros animales es activo valioso y porque el estatus de país libre de aftosa abre puertas en los mercados internacionales. Con recursos de los ganaderos, un ejército de 6 mil vacunadores recorre el país dos veces por año inmunizando el hato nacional, en un complejo y costoso operativo en el que ya es hora de una participación del Presupuesto Nacional, pues la erradicación de la enfermedad no es asunto de los ganaderos solamente, sino de “interés social nacional”, como estableció la ley 395 de 1997.
Nuestro compromiso con la defensa de la producción lechera es de supervivencia, hoy amenazada por el libre comercio derivado del TLC con Estados Unidos a partir de 2026, pero también por factores estructurales como la baja capacidad de acopio y pulverización de una industria altamente concentrada, detrás de la cual hay a 350.000 ganaderos, la mayoría campesinos minifundistas, queriendo vender su leche a precio razonable, pero enfrentados a una clara posición dominante.
Nuestro compromiso de futuro es con la Ganadería Sostenible a partir de Sistemas Silvopastoriles, tema en que tenemos reconocimiento internacional. Hacia ese objetivo canalizamos los esfuerzos en Ciencia, Tecnología e Innovación, a través de programas de capacitación y extensión en diferentes modalidades, como Escuelas de Mayordomía, Brigadas Tecnológicas y Giras Técnicas Ganaderas nacionales e internacionales.
Es un propósito que representaría una “revolución ambiental” sin precedentes, pero que requiere apoyo del Estado para financiar su implementación, porque más allá de las declaraciones en foros internacionales, es con acciones en los territorios como se puede cambiar la realidad.
Finalmente, nuestro compromiso para 2025 sigue siendo con los ganaderos de Colombia.
@jflafaurie