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columna

Exportar carne

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

Desde siempre la carne ha sido denigrada. No sería raro establecer que Caín fuese carnívoro, mientras el buen Abel era vegetariano. Algún “pálido asceta” le atribuía a la exquisita proteína condición estimulante de concupiscencia.

Desde siempre la carne ha sido denigrada. No sería raro establecer que Caín fuese carnívoro, mientras el buen Abel era vegetariano. Algún “pálido asceta” le atribuía a la  exquisita proteína condición estimulante de concupiscencia.   Según místicos connotados carne, demonio y mundo son una trilogía que propicia el pecado. Hoy se suma una prestigiosa revista científica al descubrir peligros cancerígenos  que la carne causa. No obstante, su milenario consumo y sabor aseguran la demanda, especialmente ahora cuando se presenta en Colombia como alternativa para equilibrar la balanza comercial, compensando la caída de las exportaciones.   El sector pecuario es el consentido de las naciones ricas. Mediante tecnología, y subsidios incitan a mucha gente vinculada al campo para que se dedique a otras actividades más lucrativas, sin dejar de proteger su “fábrica" de proteínas.   Hay 2 enfoques hacia los Tratados de libre Comercio. Uno optimista y otro con la cautela que se debe tener para negociar con alguien más fuerte, más grande y más técnico.   Contamos con 23 millones de cabezas de ganado de innegable calidad, y una producción anual de un millón de toneladas de carne.   La ganadería de la Costa Atlántica está cerca del muelle, con infraestructura adecuada, y mataderos habilitados para atender exportaciones sin sobresaltos. El frío suficiente, mediante mínima inversión adicional se puede duplicar.    Quienes manejan nuestra economía ante la globalización adoptan un librecambismo ingenuo. Para competir tenemos que empezar sufriendo. Hay que aprender a defender nuestros productos de las marrullerías del mercado y los trucos de los poderosos.   Nuestros políticos y tecnócratas proclaman como triunfo personal haber firmado un TLC con una potencia mundial, mientras se quiebran los productores con menos recursos y se endeudan los poderosos para competir adquiriendo tecnología de punta, vendida, por supuesto, por los grandes del planeta.   ¿Qué queda para las gentes del campo que aquí, como en todas partes del mundo, son el sector más atrasado? La incapacidad estatal (ICA, Aduanas y el Invima) demoraría 3 años en ajustar protocolos para acceder a esos mercados. Pueden venir productos agropecuarios foráneos, así como entrar los nuestros a esos países. Sí, pero como no cumplimos con requisitos mañosos, Europa y U.S.A, pueden traer y nosotros no le podemos llevar. A resignarnos con otros mercados.   Una de las constantes que nos repiten con frecuencia es la de exaltar la astucia de negociadores andinos. Pero los límites de nuestra soberanía marítima se encogieron por su culpa y los TLC negociados parecen capitulaciones de gentes pobres en favor de los ricos del mundo. Hay que superar este absurdo episodio de Patria Boba. Exportar carne es la consigna.