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China, contratos de proveeduría y estabilidad

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

Una de las preguntas más reiteradas que he recibido en los últimos días respecto a la apertura del mercado chino para la carne colombiana, es la de si tendremos suficiente oferta para aprovecharlo. La respuesta es sí, pero evidentemente tendrá que ser mejor.

El mercado chino nos conducirá a ser, y hacer, más eficientes los procesos en todos los eslabones, y sobre todo el de practicar en todo momento y lugar una palabra clave: ESTABILIDAD.

Estabilidad en los volúmenes, pues los chinos no quieren un proveedor que un día sí les venda, pero otro día no, en un mercado de 1400 millones de consumidores. Estabilidad en la calidad, pues tenemos el reto de dar abastecimiento a la segunda economía del mundo, con un ingreso monetario per cápita que triplica el de un ciudadano colombiano. Y, sobre todo, estabilidad en el precio, lejos de la especulación y con la capacidad de sobreponerse rápidamente a diferentes riesgos: climáticos, sanitarios y de mercado.

Efectivamente empezamos el ingreso a las grandes ligas, y eso requerirá el uso de nuevas herramientas en pro de esa estabilidad. Una de ellas, el contrato de proveeduría. Por definición, el contrato de proveeduría busca que las partes involucradas en el suministro y adquisición de una materia prima, fijen unas condiciones en la que todos se encuentren conformes bien sea hoy, en el futuro inmediato, e incluso en el mediano plazo; pactando fundamentalmente unas obligaciones sobre el volumen comercializado, el estándar de calidad y el precio.

Para escenarios más sofisticados el contrato de proveeduría evoluciona a la figura de “forward”, sin embargo, las cadenas agrícolas y pecuarias en Colombia poco interés han tenido en pactar condiciones mínimas contractuales, de un lado por el alto nivel de informalidad, de otro porque nuestra cultura es de poco comprometerse y de otro para aprovechar épocas de especulación en cualquier sentido, al alza o a la baja, por uno u otro eslabón. El resultado: inmensas variabilidades y distorsiones en los precios que al fin y al cabo nos restan competitividad.

Alguna proporción de los actores han incursionado en estas dinámicas, logrando incluso negociar en la Bolsa Mercantil sus facturas, pero aun es escasa la participación. Pero como el mercado termina alineando y desarrollando diversas herramientas en la medida en que se robustece, en el caso del sector ganadero deberán incorporarse y masificarse rápidamente este instrumento sino queremos rezagarnos y dejar de aprovechar la nueva dinámica internacional en la que se ha insertado el país.

En 2024 cuando empiece a tenerse buena dinámica exportadora a China lo que menos queremos como sector, como cadena de valor y como país es que se especule sobre los precios, por eso resultará importante pactar condiciones para garantizar oferta competitiva.

Si no somos capaces de organizarnos en el marco de lo que el mercado demanda, China seguirá teniendo a la mano abastecedores como Brasil, Argentina, Paraguay o Uruguay. Ya China hizo lo que debía hacer, lo demás depende de nosotros.