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columna

Cambios, revolución y dictadura

por: Ariel Peña González- 31 de Diciembre 1969

Colombia se encuentra en el dilema: libertad o totalitarismo. El balconazo de Petro, y el “yo soy el jefe del Estado”, presagia que democracia peligra ante el totalitarismo comunista

El Primero de Mayo —fecha en que se conmemora el sacrificio de los Mártires de Chicago que seguían los ideales libertarios de la Primera Internacional de los trabajadores pero jamás los dogmas totalitarios del marxismo— el Presidente Petro aprovechó la ocasión para otro balconazo en la Plaza de Armas, haciendo un llamado al pueblo a levantarse, para tener una sociedad movilizada, pues se puede desatar una ”revolución”, que imponga las reformas, según las palabras del propio Presidente; de tal suerte que el oportunismo se hizo presente en una fecha que nada tiene que ver con la mayoría de grupos que integran el Pacto Histórico en el gobierno y que abrazan las entelequias marxistas, puesto que los primeros en repudiar las tesis comunistas en el mundo, fueron los anarquistas o libertarios en el siglo XIX, de los cuales hacían parte, como ya lo dijimos, los Mártires de Chicago; ello de acuerdo al rigor histórico.

Además, desde España el presidente Petro, al declarar que es el jefe del Estado y por lo tanto jefe del Fiscal General de la Nación Francisco Barbosa, produjo un avispero. Por ende, varios estamentos plantearon que con esas afirmaciones Colombia se encaminaba a una dictadura, situación que fue aclarada por la Corte Suprema de Justicia, asegurando que el fiscal no tiene superior jerárquico, llamando a la sensatez, respeto y cordura; advirtiendo que se debe acatar la separación de poderes que contempla la Carta Política; de modo que con las actuaciones del presidente el Primero de Mayo y desde España, no es nada extraño que se vaticine, que con los cacareados cambios se pretenda empujar a la nación a una revolución, cuyo fin es la dictadura.

Los cambios en la historia de la humanidad se han hecho unas veces para mejorar pero en otras para empeorar, o sea que el remedio resulta peor que la enfermedad, teniendo a las fuerzas totalitarias como las principales timadoras que prometen trasformaciones dentro de la sociedad, que luego terminan en una oblación para los pueblos que se dejan engañar al no tener la suficiente capacidad de discernimiento; en atención a lo cual en Colombia el comunismo con sus diferentes representaciones se apresta amartillar una dictadura que acabará desde luego con la alternación en el poder, y por eso tienen alienada a parte de la población con el mito del “cambio”, que será una pesadilla para los ciudadanos, situación que se ha vivido en varias naciones de la tierra.

Hitler en Alemania impulsaba, con su partido Nazi a principios de la década de los años 30 del siglo pasado, los cambios con la “revolución y el socialismo”, por ese motivo históricamente también hay que rememorar que los seguidores del comunismo totalitario antes de conquistar el poder aparecen como de izquierda, que buscan la renovación, además utilizan los motes de progresistas o alternativos, resaltando que ese “cambio” se convierte en un simple sofisma.

Ya poder del Fuhrer en Alemania se derechizó al convertirse en dictador, igual a como lo saben hacer los marxistas, casos concretos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, o sea que son de izquierda cuando están en la oposición, pero se convierten en la ultraderecha si llegan a la dirección del Estado (de acuerdo a la Revolución Francesa), así que el reduccionismo entre izquierda y derecha, hay que actualizarlo por el dilema entre democracia o dictadura, representada la primera por las fuerzas republicanas y la segunda por el marxismo leninismo con todas sus marcas, incluyendo desde luego a los idiotas útiles que actúan de mala fe o por ignorancia.

Con la misma narrativa que están echando los marxistas y sus aliados, acerca de que hay que aplastar la oligarquía que gobernó durante 200 años, fue que Hugo Chávez se montó en el poder en Venezuela y los resultados están a la vista, con un país que después de 24 años de socialismo del siglo XXI (disfraz comunista), está en un crisis humanitaria, en donde millones de jóvenes tienen que salir a naciones vecinas para rebuscarse la vida, muchas veces pidiendo limosna o prostituyéndose, como lo vemos en diferentes regiones de la geografía colombiana, así que hay que ponerle cuidado a las propuestas de “cambio”, principalmente las comunistas.

Al Foro de Sao Paulo, que es la Internacional comunista contemporánea, le ha funcionado muy bien su misión totalitaria en Latinoamérica y, aunque algunos países se han podido librar de semejante bestia apocalíptica, Colombia se encuentra en la mira y para ello los movimientos y partidos que apoyan al gobierno de Gustavo Petro en el Pacto Histórico se encuentran en ese conciliábulo, y las Farc con el Eln fueron fundadores del Foro de Sao Paulo, por ello precisamente Colombia está en una encrucijada y tendrá que definir su futuro entre democracia o dictadura.

El acuerdo de paz que se firmó entra las Farc y el gobierno de Santos, desconoció los resultados del plebiscito del 2 de octubre de 2016, sin embargo por esa circunstancia la organización terrorista no dejo de ser marxista leninista, aunque una parte cambió de nombre por el de Comunes, las otras siguen abiertamente en el narcoterrorismo con todo lo que eso implica para la nación, sin importar la “paz total”, que proclama el gobierno de Petro”; entonces sabiendo que el comunismo totalitario esta en las antípodas de la democracia, la ciudadanía amante de la libertad debe aprestarse a defender su dignidad por los anuncios que hace el ejecutivo sobre la revolución que terminaría en una dictadura, sabiendo que en un régimen comunista cualquiera que sea su remoquete, el Estado asume todos los poderes sobre las personas quitándole los derechos individuales, lo que significa el envilecimiento de las masas.

Los llamados grandes medios de comunicación en la presente situación nacional, no deberían ser ajenos a temas como el Foro de Sao Paulo que se reunió en Bogotá los días del 13 al 15 de abril en un Grupo de Trabajo, con miras al encuentro del Foro, que se llevará a cabo en Brasilia a finales de junio del presente año, ya que es bueno que lo estudien para impulsar debates, pero sin caer en el eclecticismo, porque lo que está en juego es la democracia que peligra ante el totalitarismo comunista que está presente; reafirmando que Colombia se encuentra en el dilema: libertad o totalitarismo.