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José Félix Lafaurie Rivera

Foto: Fedegán FNG

columna

Cambio de letreros

por: José Félix Lafaurie Rivera- 31 de Diciembre 1969

Con el nuevo periodo presidencial llega una reforma a la estructura de poder de la Presidencia de la República. Ahora tendremos unos superministerios.

Se argumenta que su creación se justifica para lograr mayor impacto en las decisiones del Gobierno, mayor coordinación estratégica y adaptar esa estructura de poder para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. A la par, se eliminan varias consejerías presidenciales.

Razones siempre habrá. En el pasado periodo del mismo presidente se crearon nuevas altas consejeri?as presidenciales, nuevas secretarías, nuevas comisiones, nuevas agencias nacionales, nuevas unidades administrativas, etc.; se separaron los Ministerios que su antecesor había unido (léase Ministerios de Justicia y Gobierno -antes Ministerio del Interior-; de Salud y Trabajo -antes Ministerio de la Protección Social-; entre otras).

Y como siempre, el papel aguanta todos los presupuestos. No se tiene conocimiento de la medición de los resultados de las consejerías que se eliminan.

Lo que sí evidencian las mediciones internacionales es que la eficiencia de la gestión pública no ha aumentado, aunque sí, el tamaño del Estado, creciendo por ende su carga fiscal por el gasto en el funcionamiento de estas entidades.

El Anuario de Competitividad Mundial del Institute Management Development (IMD), señala que **Colombia se encuentra en infraestructura

básica en el puesto 51 entre 60 países, que incluye vías, transporte férreo y aéreo, entre otros.** Tarea en la cual llevamos muchos años. Ya hoy tenemos proyectos con el nombre de 4G (¡cuarta generación!). Ubicación que es explicable si se tiene en cuenta que nuestro país tiene 26 % menos de la infraestructura que requeriría para su nivel de desarrollo. También advierte dicho Informe, el bajo desempeño en gestión logística, que ubica al país en el puesto 57 y que impide escalar en competitividad. Cierra el cuadro, la baja eficiencia en la infraestructura de distribución de bienes y servicios, en donde el país ocupa el puesto 57 (IMD 2014).

A la par los gremios de la producción vienen solicitando la creación de entidades o Ministerios especializados para la atención de sus propó?sitos. La

Andi pidió crear un Ministerio solo para la industria; de años atrás Fedegán viene solicitando la creación del viceministerio de ganadería; y aí sucesivamente. Tan solo el año pasado se creó el viceministerio de asuntos rurales en el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Mas aún, hay quienes han propuesto la creación del Ministerio de las ciudades, y el de la seguridad ciudadana.

¿Qué tienen en común todas estas iniciativas? En la justificación de todas ellas se lee la necesidad de tener política pública. Subyace además la urgencia de disponer de una gestión pública ágil, de que las entidades gubernamentales sean aliadas de la población y de los empresarios, que no se conviertan en su principal obstáculo. El nombramiento de lo que ya la gran prensa denomina como el “sanedrín”, es el reconocimiento de que el Estado es insuficiente frente a lo que demanda el país.

Si hay algo que hoy requiera Colombia es una reforma a lo que denominan como la cosa pública. Hoy el Estado es preso de su propio marco normativo, de la superposición de poderes. Es un entramado que lo tiene maniatado. Es vergonzante la constante pugna entre las Cortes, o la elefantiasis que acusan muchas entidades del Estado, que propugnan por imponer su concepción de Estado bajo el régimen de “sesudas” interpretaciones de la ley, o del desborde de su uso, como bien se vio con el caso de Petro.

No tenemos claro qué papel van a jugar los Ministerios a los que se les superpuso –valga la redundancia-, un superministro. Parecería una duplicidad de funciones o una disolución de responsabilidades. Es indudable que las cabezas que conforman el “sanedrín” son todas respetables y con experiencia reconocida. Ya los imaginamos de reunión en reunión, de incendio en incendio, y con grandes titulares de prensa, pero insistimos, el problema es el entramado jurídico y gerencial del Estado y de las pugnas a su interior. Queremos que las cosas funciones mejor, pero nos asalta esa duda.