Así las cosas, por ejemplo, el clima de diciembre será el que se presente los días 12 y 13 de enero, o el de febrero 2 y 23 de enero. Es una tradición cultural de observancia del clima que se ha realizado por siglos en nuestras zonas rurales.
Con dicho método ancestral, lo que se nos estaría mostrando hasta hoy 8 de enero, día en el que hago este escrito, es que al menos el 50% de las observaciones indican que entre enero y agosto se tendrá un intenso verano. Deberíamos ver que pasa en los otros 16 días para completar el pronóstico.
Pero aparte de lo que nos puedan indicar nuestras antiguas tradiciones, también vale la pena consultar lo que dice la tecnología, la información satelital, y especialmente las autoridades ambientales respecto a cómo se comportará el clima durante 2020 con el fin de hacer las previsiones y planes de acción que correspondan al sector agropecuario.
De acuerdo con el IDEAM la temporada seca que se registra en gran parte del país hace parte de la estacionalidad normal del primer verano del año, el cual se extenderá hasta mediados del mes de marzo cuando ingresaría la época de lluvias. El mismo IDEAM indica en su último boletín de diciembre que las condiciones del océano Pacifico muestran neutralidad para que se registre un fenómeno de El Niño.
Sin embargo, no se debe descartar el cambio de las condiciones climáticas, como efectivamente ha ocurrido en años anteriores, siendo el sector ganadero fiel testigo de las difíciles consecuencias e impactos sobre su productividad y reproductividad.
Vale la pena tener en cuenta, además, que terminó siendo 2019 un año en donde se registraron lluvias por debajo de lo normal afectando la producción de leche y haciendo que el precio pagado al productor se incrementara en 12% a causa de su escasez. Tal situación puede ser favorable para el ganadero, en cuanto a que el clima logró lo que no logró la fórmula de actualización planteada en la Resolución 017 de 2012.
Pero también hay que ver los contras. Si bien el productor vendió a mejor precio, también vendió menos pues el acopio cayó 8% durante el año anterior debido a la misma razón, la falta de leche.
Ahora bien, el precio internacional viene con una tendencia al alza por cuenta del mismo verano. Sequia en Nueva Zelanda, incendios en Australia, que sin duda afectarán la formación del precio mundial. Lo que indicarían entonces las cabañuelas, que realizó en mi cabeza, es que 2020 estaría marcado por la escasez de leche y subida de precios, al menos en el primer semestre del año, partiendo de la normalización del clima desde abril.
Cada quien hace sus cabañuelas y predicciones, lo único cierto es que el actual verano es de alta intensidad. Estemos atentos.