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columna

Así los quiero: ‘Pobres y Esperanzados’

por: Miguel Ángel Lacouture Arévalo- 31 de Diciembre 1969


Recuerdo la primera reflexión que escribí. En ella expuse dos ideas básicas:

1- El problema de la empresa agropecuaria no es la tenencia de la tierra, está en hacerla productiva.

2- ‘De Campesinos a Empresarios del Campo’.

Desde hace más de 8 años he visto cómo hemos transitado Santos, Duque y Petro. Este último ha utilizado el vocablo que define al “campesino” de forma errática e inconducente, pues no existe hoy definición legal y, sin embargo, se produjeron los Actos Legislativos 1 y 3 del 2023 que reconocen al campesino como sujeto de especial protección por el Estado y crea la Jurisdicción Agraria, ambos soportados en la “asimetría” preferente, la cual pone en abierta desventaja a los demás sujetos rurales.

Hoy, el revisar aquellas reflexiones en lo atinente a la tenencia de la tierra como bandera de solución, la problemática rural sigue vigente. La historia, enseña que las intentonas de reforma agraria en Colombia han fracasado en razón a que la tierra debe entregársele a quien la va a hacer productiva, con los elementos básicos de integralidad o infraestructura productiva básica.

Agropecuario se escribe con “A” de agua. Sin agua (riegos y drenajes), cualquier emprendimiento productivo está llamado al fracaso, más en esta franja ecuatorial. En razón al cambio climático en el que poco y ninguna participación tenemos como Nación han desaparecido en la práctica los periodos estacionales de invierno y verano, para ser reemplazados por larguísimos fenómenos de El Niño y Niña.

Igualmente podemos pregonar la falta de vías de acceso a unidades productivas rurales, para llevar los insumos necesarios que garanticen productividad de la tierra y, la colocación de frutos en mercados en calidades, condiciones y tiempos.

Es obligatorio generar acceso al crédito para quienes emprendan el noble propósito de la producción agropecuaria garantía de la seguridad alimentaria de la Nación, así como retomar programas que, inexplicablemente el Gobierno del Cambio engavetó, como ‘Agricultura por Contrato’, iniciativa del gobierno Duque, que enlazó a más de 350.000 empresarios del campo con grandes superficies y compradores que demandaban de manera anticipada los frutos a ser producidos, generándose sinergias dinámicas de acceso y garantía del crédito de manera anticipada.

Sin estos básicos de infraestructura ayer, hoy y mañana cualquier buena intención de reforma agraria fracasará, y con ella la población rural que emprende en el campo que jamás logrará salir de la pobreza. Seguirán siendo campesinos de hacha y machete, esperanzados en que aparezca el Estado, único que podría generar la construcción de la infraestructura productiva básica. De esto poco y nada se ve en ejecución. Todo gira en repartir tierras instrumentada con fines de populismo político.

De ‘Campesino a Empresario del Campo’ es un tema que se debe abordar una vez se garantice los básicos señalados. De no ser así, enfatizo, cualquier iniciativa estará necesariamente llamada al fracaso.

La tierra, si bien es elemento de la empresa productiva, aunque básica, de nada sirve a quien se le entrega sin integralidad, por las razones expuestas. Es más, en el corto plazo se convierte en una carga insostenible para el empresario del campo “favorecido”. Con la entrega en propiedad o tenencia le genera cargas y obligaciones fiscales desde el impuesto predial, renta y complementarios que, ante la improductividad de la tierra, estará llamado a deshacerse de ella, como siempre ha sucedido. La tierra pelada es la condena al “campesino” a seguir alimentándose de gallo blanco: arroz, yuca, ñame y, suero salao.

Hoy más que nunca recuerdo a Gustavo Petro, pregonando públicamente que la sociedad debe permanecer pobre, ya que al dejar de ser pobres dejan de seguirle y, con ello pierde el favor del voto. Por eso, Petro nos quiere así, ‘Pobres y Esperanzados’ en que el Estado nos aporte la infraestructura para lograr ser productivos en el campo. El problema de la tierra no es su tenencia, es hacerla productiva.

@lacoutu