Se completa la segunda semana de aislamiento preventivo con alrededor de 2 mil casos de Covid-19 registrados en el país desde el pasado 6 de marzo. En este momento lo único que está claro es que la cuarentena irá hasta la noche del 26 de abril, pero tal situación dependerá de la evolución de los contagios y del efecto que hayan tenido las medidas sanitarias implementadas por el Gobierno Nacional.
Pero ¿qué ha pasado con nuestro sector en estas semanas y cuáles han sido hasta ahora los impactos? Inicialmente se nota un mayor efecto en el consumo de carnes, hablándolo en plural, pues se han unido la pérdida de dinámica económica de las empresas, que ha afectado el poder adquisitivo de los hogares, con la época de Semana Santa en donde típicamente aumenta la compra de productos de río y mar.
Efectivamente, ante la incertidumbre económica, los hogares, en su mayoría de estratos de bajo ingreso, han preferido adquirir productos sustitutos que tengan menor nivel de precios y que les permita sortear el aislamiento de la mejor manera. ¿Cuáles productos? Fundamentalmente leguminosas como el garbanzo, lenteja, frijol, arveja, entre otras.
Sin embargo, en estratos medios y altos la adquisición de carnes fue de abastecimiento previo con el fin de evitar una posible baja en la oferta. Esto originó que días previos a la cuarentena el nivel de ventas estuviera por encima de lo normal para la época, pero ya en las últimas semanas ha sido registrada una notable disminución.
El caso lechero ha sido notablemente diferente. Y digo el caso lechero y no lácteo, porque es la leche líquida la que ha tenido un comportamiento de rápida rotación en los anaqueles de tiendas y supermercados; a diferencia de otros productos como yogures, mantequillas, incluso quesos.
Por fortuna la leche no tiene bienes sustitutos dentro de la misma canasta familiar, lo que ha hecho que las personas hayan mantenido su nivel de compras. De hecho, en la normatividad expedida en esta emergencia económica, existe la de control de precios en productos de la canasta familiar que incluye a la leche UHT, lo que indica la importancia que se le da como producto vital en las actuales circunstancias.
Lo que es claro es que directa o indirectamente las dos cadenas de valor tendrán unos impactos, de allí de la importancia de contar lo más pronto posible con una caja de herramientas para sacar como sector, importantes beneficios.
En el sector cárnico, y ante un posible deterioro del mercado interno la mirada debe fijarse en los países que ya salen de su crisis sanitaria COVID19, retornan a su actividad económica y necesitan surtirse de materias primas y commodities, especialmente alimentos: es el caso de Asia, Medio Oriente y Europa Oriental. Para lograr tales exportaciones es preciso mantener nuestro estatus sanitario con un modelo regional, además de modernizarnos en identificación y movilización animal.
En el caso lechero la estrategia es inversa. Reducir la importación de leche y derivados lácteos, que solo para el mes de enero de 2020 sumó 21 mil toneladas. ¿Cómo reducirlas? Con el aprovechamiento del mercado interno que en estratos 1 y 2 suma 29 millones de personas, lo que requiere la creatividad para el diseño de nuevos productos de bajo costo y modelos institucionales públicos que atiendan las poblaciones vulnerables.
Pasemos de la crítica a la acción.