Muy pocos conocen su historia, su carrera, y sus motivaciones que se nota que poco has averiguado y que están relacionadas con la historia de la Colombia de los últimos 40 años en donde este hombre ascendió en el periodismo y en la escala social a punta de recurrir a lo que sea y a costa de llevarse al que fuera. Pero más allá de su condición humana que ya se reflejaba desde cuando apareció en el periodismo en el Noticiero Nacional por allá a finales de los años 80, donde su madre llegaba a visitarlo y él no la hacía seguir, la dejaba todo el día plantada en la recepción y la regañaba y maltrataba públicamente porque se le aparecía en su lugar de trabajo sin avisarle. Y cómo siempre se avergonzó de su familia porque su padre era algo así como el todero del pueblo y nunca pudo prosperar, llegó al punto de que tuvo que cambiarse el apellido y colocarle otra L y justificarlo con que su origen era judío. Y otras tantas historias como que era el proveedor de avionetas y helicópteros para que el Noticiero Nacional tuviera primicias porque tenía un amigo narco que se las facilitaba. Más allá de su construcción carrerista en el Noticiero Nacional cuando recién llegado ascendió rápidamente a jefe y no por ser el mejor reportero sino el más lagarto, el que más codo daba y sobretodo el que siempre intrigó para meterse a las altas esferas del poder. Si Javier Ayala y Gabriel Ortiz habían logrado montar su noticiero, siendo periodistas de nivel medio, con dineros no muy claros, él podría hacer lo mismo, le decía constantemente a un camarógrafo. Por esa razón no tuvo ningún problema en declararse del clan gay para congraciarse con el círculo del ex presidente Cesar Gaviria donde logró su primer salto al poder. Y desde comenzó a fraguar la forma de meterse en las grandes ligas. Y no precisamente por algún altruismo como el de luchar “contra las injusticias en este mundo tan desigual y adolorido” como lo ves tú, mi querida Paola. Cuando pertenecía al kínder de Gaviria donde los méritos no se hacían justamente por destapar ollas podridas o por estar en contra de los abusos de los poderosos sino por ser más amanerado, más loca o más trepa, porque allí lo que se gestaba era una nueva clase política de neopoderosos, arribistas y trepadores que terminaron en un nuevo factor de poder que aún sufren los colombianos. En ese momento se ingenió la forma de montar el noticiero NTC utilizando justamente las mismas prácticas que hoy dice combatir. Buscar a los narcos o a quienes les manejaran el dinero, ya que ellos eran los únicos que para la época contaban con cifras astronómicas para montar cualquier proyecto mediático, y volverlos sus socios, sus aliados o sus plataformas. Fue cuando convenció a Cesar Villegas, alias “El Bandi”, próspero empresario de maderas y mayor accionista del equipo de futbol Santa FE, que se había enriquecido sustancialmente cuando trabajó por recomendación de Ernesto Samper en la Aeronáutica Civil, bajo el mandato de Álvaro Uribe, ya que era el encargado de dar el visto bueno cuando se otorgaban a tutiplén las pistas para los narcoaviones y se registraban licencias para las naves que salían de Colombia cargadas de coca hasta en la cabina. En esos momentos todo el mundo sabía que “El Bandi” era quien manejaba los dineros del Cartel de Cali en algunas financieras y del Clan Ochoa en inversiones como las del Banco Ganadero. Y todo el mundo quería que fuera su socio. Hasta Daniel Samper Pizano le propuso que fuera el mecenas de Cambio 16 en Colombia. Pero Daniel Coronell Castañeda sí lo logró. Villegas llevaba por lo menos cinco años haciendo buenas migas con periodistas como Mauricio Vargas, quien por la época de la licitación de NTC, era ni más ni menos que el Ministro de Comunicaciones. Una licitación manipulada y que a las mañas sacó del aire programadoras prestigiosas como la de Margarita Vidal. Hábilmente y para darle aire de legitimidad a la licitación le abrió las puertas a QAP, que tenía todos los pergaminos porque estaban las Marías, María Elvira Samper y María Isabel Rueda, prestigiosas periodistas de Semana, donde hasta Gabo terminó metido en el cuento. Pero como por arte de magia clasificó un noticiero sin trayectoria y al que nadie le apostaba un peso, llamado NTC y formado por periodistas en ese momento de segundo nivel como Daniel Coronell Castañeda, Félix de Bedout y Oscar Ritoré. Los periodistas aparecían como accionistas pero en realidad no tenían ni un peso. El dinero lo ponía Cesar Villegas, “El Bandi” y el compromiso era que un tiempo después quedaría un 50% para VC Maderas y un 50% para el periodista que firmaba. Y que le darían un buen trato porque “El Bandi" sabía que sus andanzas lo pondrían tarde o temprano en la picota pública. Beatriz Sanín, hermana de Noemí, aparecía con aportes que daba Villegas y el compromiso era que las trasladaría a Mauricio Vargas. Pero esto se vino abajo cuando estalló el escándalo de los narcocasetes de Alberto “El loco” Giraldo donde se develó que la campaña de Samper había sido financiada por el Cartel de Cali. Villegas metido en el baile cayó preso y Coronell ni corto ni perezoso aprovechó para chantajearlo y le pidió que se hiciera a un lado. Desde las caballerizas de Suba tuvo que renunciar a sus acciones y firmar paz y salvos pero “El Bandi” contaba con amargura que Daniel Coronell Castañeda lo había tumbado. Por otro lado, Pastor Perafán, un expolicía que había ascendido en el mundo del narcotráfico y que se había abstenido de participar en la guerra entre los carteles de Cali y Medellín y quien se había hecho famoso porque manejaba a su antojo el reinado Cartagena y había construido un lujoso hotel e Chinauta, en el que Gaviria y su kínder tenían suite preferencial, había montado un estudio televisión por consejos de David Cañón y su hermano, llamado Imagen y Sonido, en donde funcionó inicialmente NTC, hasta el punto que la licitación se hizo con trampa y se le taparon los logos a los equipos para ponerles stikers improvisados de NTC. ¿Qué tal esto? Mi querida Paola Ochoa, hasta aquí no se ve el prohombre que usted quería imitar. Pero para hablar de su periodismo sería importante observar sus columnas y descubrir en qué momento se volvieron taquilleras. Cuando Daniel Coronell en sus búsquedas de poder se metió en la campaña de Noemí se la jugó en paro incluso haciéndole la guerra sucia a Álvaro Uribe, quien a la postre apabulló a su jefe y Coronell no tuvo más remedio que refugiarse en el antiuribismo. Ahí se encontró la fórmula de volverse el sparring de Uribe porque eso lo catapultaría. Había aprendido la lección de Alfonso López Michelsen, cuando decía que si uno se inventa un enemigo gigante de inmediato se eleva de estatura. El mérito en este país polarizado es ser uribista o ser antiuribista. Los neutrales no venden y si aspiran se queman. Ahora, ya mirando detalladamente lo que es el supuesto periodismo investigativo y aparentemente a favor de las víctimas de las injusticias, lo que te puedo decir mi querida Paola es que eso que descubriste en el caso del Ministro Alberto Carrasquilla, es lo que siempre le aplica a todos, sólo que esta vez te tocó de cerca la historia y por eso ya le perdiste la credibilidad. Siempre arma sus historias a base de silogismos, cruces malintencionados de información y con gran sentido del espectáculo, que hace que la gente crea que está denunciando. A la gente le fascina cuando toca a su contradictor pero lamenta su verdadera esencia cuando se mete con alguien cercano. Fuente: KienyKe.com 20 de septiembre del 2018 Fotografía Kienyke.
Alumna Paola Ochoa
Por Fernando Álvarez - 21 de Septiembre 2018
Querida Paola:
Cuando leí tu columna sobre Daniel Coronell me sorprendió el viajado de adulaciones que le mandas a un periodista al que muchos le creen por ser el plumífero número uno en contra del expresidente Álvaro Uribe, pero algunos no lo logramos ver como lo defines tú. No somos tan jóvenes y por eso no podíamos decir lo mismo sobre querer ser cuando grandes como él. Espero que empieces a descubrir su verdadero talante.