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Al Pacto Histórico los niños le importan un bledo

Por Carlos Alonso Lucio - 01 de Marzo 2023

Lo que vimos esta semana en el asalto de indígenas a la alcaldía de Medellín quedará enmarcado en la antología de los peores oprobios a los niños de Colombia

Definitivamente, el Pacto Histórico es el manicomio de la incoherencia.

Lo que vimos esta semana en el asalto de un grupo de indígenas a la alcaldía de Medellín quedará enmarcado en la antología de los peores oprobios a los niños de Colombia.

Que no siga el Pacto Histórico engrupiendo a la gente con esa sarta de consignas que, a la hora del té, terminan volviéndose vana palabrería. Dizque “Colombia, potencia de la vida”, dizque “Paz Total”, dizque “Colombia, potencia contra los hidrocarburos”, dizque “Colombia, potencia de la salud”, dizque “Colombia, potencia de los derechos”.

El ejemplo más patético de la incoherencia de todo eso es salir a ufanarse por el mundo entero con que este es el gobierno de la vida mientras sus hechos muestran el alto grado de irresponsabilidad con que descuidan la vida de los niños.

Que dejen de farolear de humanistas, de ambientalistas, de igualitaristas, de anarcohippietrotskystas, cuando en la práctica no son capaces de salir ni siquiera en defensa de los niños. Se las dan de que van a salvar el planeta, los territorios, la Antártida, los ancestros y las ancestras, y no son capaces de salir a defender a nuestros niños cuando les están violando sus derechos delante de todo el mundo.

Lo que están haciendo algunos indígenas con los niños es oprobioso.

Esta semana los vimos vandalizar la alcaldía de Medellín mediante una operación preparada estratégicamente, diseñada con todos los detalles de los métodos conspirativos. Cuando vemos en los videos la precisión del desplazamiento táctico de los grupos por los distintos puntos de la plazoleta, o las órdenes y las señas que daban los jefes y el grado de disciplina con que actuaban, o el entrenamiento de los que tenían la tarea de enfrentarse con la policía, nos damos cuenta de que todo estaba planificado por gente experta que sabía a lo que iba.

Razón de más para entender que el uso y el abuso que cometieron con los niños en la operación estaban más que premeditados en el plan. Vimos cómo las mujeres desempeñaban funciones dentro del operativo y las cumplían llevando a bebés en sus brazos y arrastrando a chiquitines entre sus faldas. Era evidente que el plan establecía convertir a los niños en escudos humanos para neutralizar la acción de la fuerza pública. Tan claro como que tomaron la decisión de instrumentalizar a los niños para efectos tácticos de sus acciones violentas.

Se ve que forman parte de esa corriente de indigenistas fundamentalistas que consideran a todo el resto de compatriotas como sus enemigos, hasta el punto de no importarles el abuso de sus propios hijos con tal de llevar a cabo su plan hostil contra todos los que no son ellos.

Esto es algo que viene ocurriendo a la vista de todos desde hace rato. Con la complicidad, además, de grupos políticos que, a su vez, instrumentalizan a los indígenas para efectos de sus planes electorales.

Vimos cómo han utilizado a sus niños como escudos humanos en las mingas que han organizado para bloquear las carreteras. Los vimos utilizarlos como escudos humanos en sus incursiones violentas contra Cali. Vimos cómo ponían a los niños como escudos de primera línea durante la invasión al Parque Nacional. Y esta semana tuvimos que verlos otra vez usando a los niños como escudos humanos mientras entraban a destruir lo que encontraran a su paso por la alcaldía de Medellín.

Porque no fueron a más. Fueron a destruir lo que encontraran a su paso. No nos dejaron claro qué era lo que querían o lo que pedían o lo que buscaban. Lo único claro era que destruían con odio todo lo que iban encontrando. Como si fueran a consagrar algún ritual atávico.

Aquí ha habido grupos políticos, jueces y funcionarios que han sido condescendientes o cómplices con este tipo de abuso con los niños. Aquí se han hecho los de la vista gorda con el abuso que hacen con los niños las mafias de la mendicidad. Aquí se han hecho los de la vista gorda con el abuso de los niños en las operaciones vandálicas. Aquí hay jueces que se han hecho los de la vista gorda con los abusos que cometieron las Farc en sus campamentos. Aquí hay jueces, funcionarios y políticos que le han hecho el juego a los capos de las organizaciones criminales que decidieron mantener permanentemente a niños en sus guaridas con el fin frenar las operaciones de la fuerza pública en su contra.

Aquí crece todos los días el abuso de los niños para efecto de todo tipo de crímenes por la sencilla razón de que hay grupos políticos, jueces y funcionarios a quienes los derechos de los niños les importan un bledo.

¿Dónde están los trinos del presidente sobre estos abusos contra los niños en la toma de la alcaldía de Medellín?

¿Dónde los trinos del alcalde de Medellín?

¿Dónde están los funcionarios de Bienestar Familiar?

¿Dónde los jueces? ¿Dónde las ONG de Derechos Humanos? ¿Dónde los medios de comunicación? ¿Dónde las organizaciones indígenas en defensa de sus niños? ¿Dónde los congresistas del Pacto Histórico?

¿Dónde, por Dios, dónde estamos todos?