Desde hace varias décadas el país ha reconocido la necesidad de contar con un sistema de regulación de precios al productor. La existencia de una multitud de productores, la mayoría de pequeño tamaño, y pocos compradores con capacidad para fijar el precio, ameritan este tipo de intervención. Sin embargo, periódicamente los sistemas de pago establecidos pueden entrar en crisis, sea porque sus regulaciones se alejan demasiado del mercado, por conveniencia de algunos de los implicados, como ha ocurrido en épocas de cambios y reajustes tecnológicos o empresariales o por cambios estructurales en la cadena. Los recientes cuestionamientos de parte de los productores de leche al actual sistema de pago obligan a revisarlo, en la medida en que su legitimidad reside en credibilidad. El actual sistema de pago de la leche al productor fue construido como expresión de los distintos aspectos básicos que intervienen en la formación del precio de la leche al consumidor: los costos de producción en la leche, los de procesamiento y los de distribución comercial. Se estableció una ponderación de participación, la cual no fue arbitraria, sino se basó en información del DANE, de la industria y de la USP. Adicionalmente, se consideraron aspectos que inciden en la formación de los precios, como la situación de los mercados externos y la variación de inventarios. Los cálculos iniciales establecidos en el año 2012 plantearon una proporción de participación en el precio final de la leche al consumidor del 40,2 % al productor (con una variación anual asociada a los costos de producción); 26,9 % el costo de procesamiento industrial de los principales lácteos producidos (denominado mix y con variación asociada a los costos de procesamiento) y 26,7 % a la porción correspondiente a los costos de distribución comercial (con variación asociada al IPC de lácteos). Los demás factores, inventarios y mercado externo, tenían una ponderación inicial del 6,1 %. Sin embargo, un aspecto metodológico susceptible de ser corregido de inmediato es adoptar una ponderación fija manteniendo las estableciadas en su inicio, sujeta a revisiones periódicas que incorporen cambios en dicha ponderación, en lugar de la ponderación variable como es la forma actual y que genera una distorsión en el sistema de pago. Se observa en que en el planteamiento inicial del actual sistema de pago, el peso de la materia prima la leche era del 40,2 %, pero en la ponderación actual llega al 35,3 %. En contraste, la incidencia del mercado externo e inventarios aumentó del 6,1 % al 10,4 %. Un cambio en las proporciones de ponderación de los componentes se justificaría si estuviese respaldado por la realidad. Pero una revisión de estas proporciones a partir de las fuentes de información oficiales indica que se han modificado de manera mucho menos marcada en comparación a las ponderaciones actuales del sistema de pago. La producción primaria representa un 41 %, el procesamiento industrial un 23 % y la distribución comercial probablemente ha aumentado hasta un 36 %. Si se realizan estos cambios metodológicos, es de esperar que los reajustes de precios al productor sean inferiores a la inflación del año 2014, pero cercanos a un 3 % de variación al precio al productor. Una observación final: el sistema de pagos al productor ha contribuido en avances recientes tales como la ampliación de la formalidad, mayor cobertura en los laboratorios y un desarrollo técnico a partir de la USP. No vale la pena sacrificar tales logros por la renuencia a hacer ajustes que contribuirán a consolidar todos los eslabones de la cadena productiva.