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columna

Aída Merlano va pa´fiscal general que se las pela

por: Carlos Alonso Lucio- 31 de Diciembre 1969

Nadie ha introspectado tanto el cambio penal como la compañera Aída con su tesis de que lo suyo no fue una fuga de presos sino un deslizamiento por lazo humanitario

El cambio ha llegado y no puede existir ni un solo aspecto de la vida social que se quede por fuera. ¿Quién ha dicho que la Justicia podía quedar exenta de tan grandiosa “epifanía”?

Aída Merlano lo ha comprendido a cabalidad y por eso comienza a deslumbrarnos con sendos aportes a la nueva Filosofía del Derecho sobre la que se sustenta el cambio histórico.

Esta mañana nos enteramos de que la doctora Aída se negó a aceptar los cargos por el delito de fuga de presos que le imputó la Fiscalía.

¡Ni más faltaba!

¿Cuál fuga de presos?

Lo que los colombianos vimos por televisión no fue una fuga de presos sino un deslizamiento por lazo humanitario.

Lo de la fuga de presos no cabe sino en la cabezota neoliberal de un fiscal. ¿No vio la fiscalía cómo la doctora Aída arriesgó su vida para rescatar el derecho irrenunciable a la libertad? ¿Acaso no vio la valentía con que la compañera Aída se descolgó por ese lazo humanitario hasta caer sentada en la parrilla de la motocicleta de un joven rebelde y solidario?

Definitivamente, con esta sociedad esclavista todo es muy difícil. Le ponen peros a todo. Esta es la hora en que no han entendido el aporte filosófico del exministro Alfonso Prada. Se empecinan en seguir confundiendo un secuestro con un “cerco humanitario”. Esa “bellísima” forma de defensa de la autonomía territorial que construyeron las Guardias Campesinas, las Guardias Indígenas y las Guardias Cimarronas.

Muy pronto el presidente Petro tendrá que comenzar a pensar en la terna para Fiscal General y tiene la obligación constitucional de integrar en ella a una mujer, por lo menos. Pues allí está la compañera Aída, para que lo piense. La compañera encarna, como pocas, las cualidades del Pacto Histórico. Basta recordar que acaba de llegar de la escuela de formación del comandante Maduro, a donde tuvo un comportamiento impecable. Dijo lo que tenía que decir, en el momento preciso, sin una palabra de más o de menos. Y lo hizo con un gusto y una pasión militante que a todos estremeció, como en la canción de su paisano Alci Acosta.

Hay que reconocer que nadie ha introspectado tanto la visión del cambio en materia penal del presidente Petro como Aída Merlano. Hay que recordar la “epifanía” penal que tuvo Petro hace poco, cuando nos contó que si desaparecemos los delitos del Código Penal, entonces podremos mejorar sustancialmente los índices contra la delincuencia en Colombia. En ese orden de ideas, nadie del Pacto Histórico le ha aportado tanto a esa revelación como la compañera Aída con su tesis de que lo suyo no fue una fuga de presos sino un deslizamiento por lazo humanitario. No en vano la compañera conjuga su condición de abogada con su experiencia como organizadora de eventos electorales.

Para nadie sería un secreto que la fiscal general Aída Merlano podría abrir la más espléndida época de colaboración con la justicia venezolana. Podría uno vaticinar que los problemas de la conflictiva frontera desaparecerían como por arte de magia. Bastaría con que los rituales de la vicepresidenta le dieran un empujoncito.

Otro campo en el que la fiscal general Aída Merlano podría darnos la mano es en el dramático problema de las extorsiones que se han disparado en Barranquilla. Con toda seguridad la compañera podría convencer a los barranquilleros de que eso no se trata de extorsiones sino de tributos de solidaridad con las milicias caribeñas. En ese orden de ideas, los índices de seguridad en Barranquilla remontarían exponencialmente y los aliados del Pacto Histórico quedarían felices en la Costa Atlántica.

Porque para qué: si el presidente Petro terna a la compañera Aída para la fiscalía general, eso se vería como un gesto de cumplimiento a la Paz Total que les daría mucha tranquilidad a los compañeros del Clan del Golfo y a los compañeros de las Farc.

Cambio es: Nunca dejar de soñar.

No me imagino la felicidad de los compañeros del Pacto Histórico el día que vean en el Carnaval de Barranquilla a la fiscal general Aída Merlano bailando con los ojos vendados de la Justicia en la carroza de la Fiscalía General. Eso sí, rodando después de la carroza de la primera dama de la Nación.

En Colombia hemos aprendido que los sueños pueden cumplirse.